"Living with war" suena de fondo, acompañando, y a veces, marcando el ritmo de las pulsaciones que fijan las letras sobre la pantalla del PC de sobremesa. Al igual que unas palabras puestas en secuencia conforman un pensamiento, las canciones del disco de Neil Young van más allá de lo que sería una decena de temas sobre la cuestión 'no estamos de acuerdo con la política del actual gobierno' (Neil Young no es la única voz cantante que difunde esta melodía) y, tal como aparecen en el disco, conforman una razonada reflexión crítica sobre "la cuestión" en la que el orden de las canciones 'sí importa'.
Paseando por "Living with war", en la última estrofa de 'Buscando un líder', encontramos la definición del perfil ideal: una mujer negra de ascendencia india. Neil espera que su voz se oiga. Nosotros, mientras, esperamos expectantes a ver qué pasa y con la mosca de "¿qué sabrá Neil que no sepamos?" tras la oreja.
"Pongan mucha atención a lo que digo, porque jamás repito las palabras y elijo con mucho cuidado lo que voy a decir y hacer", así, dicho mirando a la cámara, que es mirando a los ojos del espectador aposentado en el patio de butacas, empieza 'Plan oculto'. El guionista, Russell Gewirtz, habla por boca del artífice del plan previniendo al espectador del mecanismo de relojería argumental que ha preparado para la ocasión. El director, Spike Lee, habla por boca del artífice del plan previniendo al observador de que va a asistir al desarrollo de un entramado de planos elegidos con mucho cuidado y orientados a desvelar, según el título, un plan oculto.
Nos fiamos demasiado de nuestros sentidos, vista y oído sobre todo. Sin embargo, un objeto inmóvil nos puede pasar desapercibido si estamos concentrados en seguir un objeto en movimiento y un sonido fuerte puede enmascararnos un sonido leve. Tenemos en demasiada estima la memoria, el recuerdo. Pero el recuerdo es volátil, por no decir voluble, tal como demuestra nuestra innata tendencia a recordar lo agradable y a olvidar lo traumático. Nos satisface atesorar objetos, abstractos a ser posible, y la palma se la lleva ese oscuro objeto de deseo llamado dinero, en todas sus representaciones, desde el papel moneda a la joya tallada. Pero en un universo en contínua transformación el dinero cumple la maldición del movimiento perpetuo y, en cuanto le quitamos ojo, cambia de manos o de bolsillo; para desgracia nuestra, a otras manos o a los bolsillos de otro.
Conscientes de nuestras limitaciones, hablo en general que siempre hay excepciones, buscamos ayuda en nuestro entorno y si el que hay no nos satisface, lo creamos. Para la vista, una cámara de visión. Para el oído, un micrófono. Para la memoria, una cinta de vídeo. Para nuestro tesoro, una caja de seguridad. Pero una caja de seguridad necesita muchas más, para así, en mimética simbiosis comunal pasar desapercibidas unas con otras. Y el hábitat de cajas necesita una gran caja que las contenga: una cámara acorazada. Y la cámara precisa un cuerpo que la albergue: un banco. Y el banco necesita sistemas de seguridad para garantizar la integridad de su contenido, eso sí, más el material que el humano.
Posiblemente, el guionista visitó varios bancos para ambientarse y dedujo que las cámaras pueden cegarse, que los micrófonos pueden dar mucho juego cuando no se ve lo que está ocurriendo, que el cine no es un vídeo en el que puedes parar la imagen y retroceder para repetir una escena, que no hay mayor tesoro que un secreto inconfesable, que no hay robo si al final no falta nada y que 'quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón'. Que ya hubieran habido historias y películas de atracos perfectos no es un foso insalvable sino una fuente de inspiración en el camino hacia la perfección.
Posiblemente, el director no precisase visitar bancos para ambientarse pues bien sabe que la cámara sólo capta una fracción de la escena, que hay muchos más elementos y personas en las inmediaciones y que, a poco que se descuide, una sombra se cuela en campo o un micrófono aparece en cámara. En una película convencional se procura mantener fuera de campo todos estos efectos que alteran el mundo de ficción que se está recreando pero en una película que confiesa su planeada intención oculta desde el título, la realidad se infiltra en la ficción de la acción rellenando el fondo, complementado la trama argumental y evidenciando los contrastes de lo cotidiano: una bandera mural con el iterativo mensaje de 'Nunca olvidaremos' en sintonía con los colores de las franjas y una abogada que ha de buscar un apartamento para un sobrino de Bin-Laden.
'Plan oculto' se inicia con una hipnótica canción en los créditos, sigue con una declaración de intenciones que nos sitúa como rehenes de un atraco que nunca existió, juega con el tiempo intercalando futuro en presente (diferenciados por el tono sepia de la imagen, los interrogatorios posteriores al desenlace del atraco aparecen intercalados entre las escenas del atraco en curso), pone imágenes a lo imaginado (la simulada entrada en el banco de la policía), propone unos oníricos movimientos de cámara (en la escena nocturna en que el negociador corre hacia el banco seguido por los otros policías, el negociador va subido al carro de la cámara mientras los otros sí corren) y concluye con la misma hipnótica canción en los créditos. En este trance hipnótico, asistimos a un recorrido por las neuras, tensiones y valores de la sociedad americana actual, en plena resaca post-11S, en donde los elementos diferenciales clásicos (blancos, negros e hispanos) se ven complementados con nuevos (árabes terroristas y rusos matarifes) y sustentados por dos significativos conceptos: la violencia como elemento cotidiano y vales tanto como lo que no se sabe de ti o la importancia de mantener la imagen que proyectas.
Intuyo un plan oculto tras lo que se ve y se oye por pantalla, sensación despertada por la bandera mural con el insistente mensaje de 'Nunca olvidaremos' y alimentada por la referencia a la máxima monetarista de 'Cuando veas sangre en las calles, compra propiedades'. No obstante, si nos atenemos a las pruebas... todo apunta a un atraco con rehenes. ¿Un atraco con rehenes?. ¡Ahhh!, eres grande Spike Lee.
El lunes es un día completo: en el trabajo se abre una semana para completar lo que se quedó pendiente y en el ocio televisivo se dispone, zapping requerido que es TV, de 'C.S.I.' y 'Mira quien baila'. El lunes es un día, oníricamente hablando, completo: realización personal durante el día y los dos lados del sentido de la vida por la noche.
Como respuesta a "pierre dulaine" "dance club" el buscador Google ofrece, aproximadamente, 553 resultados y en uno de ellos aparece una foto de Pierre Dulaine con Antonio Banderas. El rótulo de 'basado en hechos reales' que abre la película parece estar basado en hechos reales.
La directora Liz Friedlander lleva en el mundo del videoclip desde 1999. La guionista Dianne Houston se mueve entre TV y cine desde 1992, como guionista, directora y productora. Si le sumamos un Antonio Banderas que se apunta a un bombardeo... tocamos el cielo y acertamos: Déjate llevar. Lo mejor de los lunes, sin zapping, a ritmo de cambio de plano.
La película arranca con el ritual de vestirse para un baile, ora clásico (baile de salón), ora contemporáneo (baile de instituto). Corolario 1: El sentimiento del baile es independiente de la época, del estilo musical y de las pautas sociales.
Cuenta con un guión bienintencionado: un profesor de baile de salón se dispone a dar clases gratis a un grupo de alumnos conflictivos (o cómo mantenerse incólume alternando entre el baile de salón y el baile de 'saloon'). Corolario 2: El ritmo es una proyección de la personalidad canalizada a través de la música.
Banderas ejerce de maestro: sabedor de que la guionista está de su parte, se embarca en un reto personal en el que la directora del centro tan sólo da 5 dólares; conocedor de su carisma, se ofrece como reclamo en el reparto; profesional como es, se pega unos pasos de baile que levantan el ánimo y, discreto como él solo, una vez 'caldeado' el ambiente se retira a un segundo plano dejando la pista a los jóvenes y reservándose la lidia de la junta de padres y de profesores. Corolario 3: "El profesor mediocre, dice. El buen profesor, explica. El profesor superior, demuestra. El gran profesor, inspira." (William A. Ward).
Los jóvenes hacen suyo el ritmo y las pautas del baile pero mezclando las músicas (Gershwin y hip-hop) y las coreografías (tango a tres). Corolario 4: No hay blanco, no hay negro, hay fusiones matizadas y vívidos sentimientos vividos.
Sobre el papel, no es una película a la que entraría a la sala pero en la práctica, ¡qué caramba!, una vez dentro, si te dejas llevar, puedes percibir una terapia nada peligrosa y hasta beneficiosa. Al fin y al cabo, siguiendo la línea maestra de mestizaje cultural, entre lo clásico y lo personal, que vertebra el film, resumo que 'la vida es sueño y los sueños vida son' por aquello que he leído en algún sitio de internet de "Sólo es joven quien tiene más sueños que recuerdos".
Hola, aloh. Los comentarios y vivencias de un aficionado al cine, y a la música, que no puede ver todas las películas que le gustaría ni asistir a todos los conciertos que quisiera.