sábado, octubre 09, 2004

Roma

Hola, aloh.
 

Hoy vamos con Roma, de Adolfo Aristarain.

Un artista, aparte de ser un incomprendido, tiene un marcado talante egoísta: siempre dispuesto a recibir y reacio a dar. La diferencia con cualquier otro tipo de egoísta es que el artista, en un momento dado, devuelve a los que le rodean los frutos de lo que ha recolectado de unos y otros. Esto no es agradecimiento, es, simplemente, la obra del artista. En este caso concreto, el artista es un escritor y, por extensión, el director de la película.

Roma es el nombre de la madre del protagonista, un escritor argentino afincado en Madrid. Con mirada retrospectiva, el escritor recorre en papel los pasos que le llevaron desde su niñez hasta su despegue en el mundo editorial. Este camino escrito lo percibimos en imágenes y, sobre todo, en diálogos y conversaciones.

Roma, la madre, es el núcleo sobre el que giran los acontecimientos. Las escenas con Roma son los pilares sobre los que se construye el puente sobre el río de la vida del protagonista y, sin duda, las traviesas sobre las que discurre la película.

Mirando hacia atrás, Roma se lee Amor. "Amor de madre" se tatúan algunos, otros hacen una película.

Roma es una película sobre el artista, sus circunstancias y sus madres: la madre biológica, la madre patria y la madre que los parió. Pero, en esencia, es un homenaje a los que no están y han ayudado a que uno pueda estar.

Mejor ver la película que seguir leyendo.

No obstante, añadiré que quien vea la película se verá recompensado con un buen método para sobreponerse a los avatares que la vida trae.

Todo al río.