sábado, marzo 04, 2006

Syriana

Hola, aloh.
 

Llegamos al final de la hilera de carteles expuestos sin encontrar en ella la película que queríamos ver.

Utilizando la moderna tecnología telefónica habíamos concertado un encuentro en el estratégico enclave del CC-La Maquinista (nos pilla equidistante, el parking es gratuito, se puede pasear al aire libre aún siendo un feudo comercial y las salas de cine mantienen una digna relación espacio-proyección: son mucho más grandes que el comedor de casa, la proyección parece estar realizada con medios adecuados y el personal de cabina entiende que la película no ha acabado cuando salen las letras del final). Llegados aquí y aparcados los coches, todo un logro en un sábado a las 19:15, nos encontramos con que la película elegida no estaba en cartel.

Calma. Puede que se trate de un efecto óptico transitorio.

Tras un segundo concienzudo barrido exploratorio, llegamos al final de la hilera de carteles expuestos sin encontrar en ella la película que habíamos venido a ver.

Confirmado, nos encontramos ante una conocida pifia logística: los óptimos locales (película y cine) no siempre garantizan óptimos globales (la película no la daban en el cine).

Calma, no cunda el pánico. Siempre va bien refrescar lo sabido; así se lucha contra el olvido.

En vista de la cartelera disponible, aplicamos el plan B: "Syriana", de Stephen Gaghan. Ni retrocedemos, ni nos rendimos.

Al entrar en la sala, somos obsequiados con un cuestionario resultón: una hoja de papel con preguntas que sirve de soporte a un lápiz. La suerte del cuestionario es variada entre los congéneres comepalomitas beberefrescos. Por el bien general, y de la estadística en particular, sería conveniente que en la próxima mutación la especie humana dispusiera de, al menos, una mano más.

Ya sentados, le echamos un vistazo al cuestionario. Una cara tiene las preguntas que se han de responder antes de que empiece la película. Menos mal que hemos entrado con tiempo porque las preguntas son de las de letra pequeña: hay que leerlas detenidamente y hay bastantes. Es inevitable el retroceso en el tiempo hasta la época de los exámenes tipo test. Éste permite varias respuestas para una pregunta y, además de anónimo, cualquier respuesta es buena: innegable ventaja estratégica de los cuestionarios sobre los exámenes.

Antes de la proyección:

  • Sexo: Masculino (*2*)
     
  • Edad: Entre 20 y 80 años (esta respuesta está alterada expresamente para no exponer públicamente mi edad).
     
  • ¿Cómo ha sabido de la película?: Por un artículo en prensa.
     
  • ¿Qué le ha llamado la atención sobre la película?: Me gusta George Clooney (esta respuesta estaba prefijada y era la menos mala de todas las que se ofrecían).
     
  • ¿Qué le ha llevado a comprar la entrada?: No había otra película interesante en cartel (¡caramba!, esta gente de los cuestionarios sí que sabe).
     
  • otras preguntas que no recuerdo (debí quedarme con un ejemplar de los que sufrieron la acción de la fuerza de la gravedad)
     

Durante la proyección, silencio y atento que hay muchos cabos que atar en la pantalla cinemascope en la que un veterano agente de la CIA, próximo al final de una larga y honorable trayectoria, acaba de perder una bomba en su última misión en Oriente Próximo (*1*). Sin embargo, le prometen un ascenso y un retiro decoroso tras una última misión secreta: asesinar a un joven y reformista príncipe que está poniendo trabas a los intereses norteamericanos.

Después de la proyección:

  • ¿Cómo definiría la película?: Diferente (una de las respuestas era, oh Dios mío, 'inteligente'; una trampa narcisista para quien rellena al cuestionario)
     
  • ¿Qué actor le ha gustado más?: George Clooney (aparte de ser cierto, aquí no me iban a pillar en contradicción con lo dicho en la otra página 126 minutos antes: nada como ser coherente, esto da credibilidad al cuestionario rellenado)
     
  • Describa, con pelos y señales, TRES escenas que recuerde: (este apartado, en rebeldía expresa, lo dejé en blanco: ¿porqué tres?, ¿lo de pelos y señales, el cuestionario lo ponía con otras palabras, es para comprobar si te has dormido o te has equivocado de sala y has acabado viendo otra película?, en aquellos instantes no me acordaba de ninguna escena concreta --esto es más duro para mi que para los mismos creadores de 'Traffic'-- aunque ahora, en la calma del hogar, he recuperado la capacidad de rumiante y puedo extraer bastantes imágenes de mi memoria para volverlas a "visionar")
     
  • ¿Recomendaría esta película a sus amistades: No necesariamente (o algo así, tanto en la pregunta como en la respuesta; que cada uno elija y decida).
     
  • Otras preguntas que no recuerdo. Había, había preguntas en la segunda parte del cuestionario.
     
  • ¿Compraría Ud. el DVD básico (1DVD) de la película al precio de Xeuros?: No. (A ver, ¡aún no salido del cine!, no recuerdo tres escenas y ya tengo que pensar en el DVD?. No, no compro.)
     
  • ¿Compraría Ud. el DVD especial (2 DVD) de la película al precio de Yeuros?: No. (Lo dicho, coherencia en las respuestas. Aquí me vino el nombre de Steven Soderbergh, en esta película es uno de los productores ejecutivos, quien recientemente ha simultaneado la edición del DVD y el estreno de su última película).
     

Tras la proyección y el rellenado del cuestionario han transcurrido unos días de reflexión en los que la memoria se ha recuperado y las ideas se han aclarado.

El título, 'Syriana', hace referencia al nombre utilizado en la política estadounidense para designar un nuevo Oriente Próximo. Robert Baer, autor del libro "See no evil" ('Sin enemigos a la vista', aquí publicado bajo el título de 'Soldado de la CIA') en el que se ha basado el guión de Stephen Gaghan, comentó en una entrevista realizada en Diciembre del 2005 que el título es una metáfora sobre la intervención extranjera en Oriente Próximo, en referencia a los estudios estratégicos realizados tras la Segunda Guerra Mundial para la creación de un estado artificial (como Iraq, creado a partir de elementos que formaron parte del Imperio Otomano) que asegurase a Occidente la continuidad de acceso al crudo.

Se presentan múltiples relaciones 'Padre-Hijo', también de 'Padre-Hijos', que dan pie a introducir los elementos intestinos de las relaciones paterno-filiales, independientes de credo, raza y poder adquisitivo: el joven padre que saca provecho incidental de la muerte accidental de su hijo pequeño (consigue un viaje al emirato, una cantidad económica y un puesto de asesor del príncipe), el anciano padre que con su decisión cree poner fin a la lucha intestina entre los hermanos por la sucesión y que conduce a la sentencia de muerte de uno de ellos, el padre inmigrante que con su descuido acaba dejando al preocupado hijo en los brazos suicidas del fundamentalismo, el padre guadiana sin profesión conocida que aparece un buen día en la puerta de la casa de su hijo para amenizarle la investigación del caso de posible corrupción que tiene asignado o el padre veterano agente de la CIA, próximo al final de una larga y honorable trayectoria, que quiere una vida 'normal' para su hijo universitario.

El petróleo aparece como una adicción, como un oscuro líquido que clarifica la gran dependencia que de él tienen los Estados Unidos y, por extensión simbólica, Occidente. Si un drogadicto, en pleno cuadro de abstinencia, es capaz de matar para conseguir una dosis, un petróleo-dependiente no tiene un comportamiento muy diferente cuando ve peligrar su fuente de suministro.

Los conflictos familiares se entremezclan con los conflictos politico-económicos. Al fin y al cabo la familia es la base de la sociedad y ésta el sustento de la política. Los conflictos, al igual que las compañías telefónicas, siempre sacan tajada de todas las partes, implicadas y derivadas.

Sangre por petróleo. Sangre suya, petróleo nuestro. Esta idea cae desde el cielo y se lanza contra el espectador desde la pantalla. Sangre por petróleo: Estados Unidos mata a los reformistas para asegurarse la continuidad de pensamiento de los dirigentes y garantizarse el caos que le permita seguir controlando el petróleo en el Próximo Oriente.

La narración puede parecer confusa (hay muchos personajes, muchas tramas fragmentadas y cruzadas que el espectador ha de ir hilvanando y componiendo conforme la película va avanzando) pero busca evidenciar cómo hechos y vidas aparentemente incorrelados acaban sumando en la dirección que beneficia a los intereses creados: un misil perdido en una misión secreta acaba suicidamente lanzado contra el petróleo que un obstinado abogado ha conseguido legitimar tras una concienzuda investigación que ha removido los intereses arribistas y ha barrido de la carretera a quien podía reformar su país y a quien quería una vida normal en su país. Una concienzuda argumentación que demuestra que el efecto mariposa no aplica en economía: si un abogado negro abre la puerta de su casa en Nueva York mientras invita a pasar a su padre y un petrolero estalla en llamas en el Golfo Pérsico, no son dos acciones incorreladas fruto de la coincidencia en el tiempo, son la consecuencia de los acontecimientos precedentes; sin embargo, ninguno de los engranajes del mecanismo que ha conducido al desenlace es consciente de su aportación al resultado final. Un hecho no aparecerá en la prensa y el otro sí. Los periódicos se acumulan en el contenedor azul y cada día el chico de la prensa trae otro.

George Clooney, acompañado de sus habituales, se está erigiendo como una de las voces disidentes que más claro y cinemascope expone sus puntos de vista. Viene a colación la afirmación que en su día hizo el guionista y director Tom Stoppard (*3*): "La guerra es el capitalismo tras quitarse el guante". Una afirmación que se reafirma con la actuación del actual presidente norteamericano y a la que 'Syriana' pone imágenes y diálogos: un oscuro negocio torpemente disfrazado de cruzada liberadora en el que pujan y se apuntan toda clase de nombres propios, muchos impronunciables y que se tamizan por la rasera de 'un tal Iván'.

Una película diferente que, a pesar del tratamiento rítmicamente átono del que hace gala visual y del fragmentado hilo narrativo de múltiples vidas cruzadas, no debiera dejar indiferente.

Un saludo desde el teclado.

 

Notas

*1* Oriente Próximo y Oriente Medio

El uso español es más preciso que el anglofrancés. En nuestros hábitos terminológicos, el Oriente Próximo o Cercano Oriente comprende Israel, Líbano, Jordania, Irak, Siria, Turquía, Arabia y Egipto. El Oriente Medio incluye Irán, Pakistán, la India y sus países limítrofes. Más allá queda el Extremo o Lejano Oriente, con China, Japón, Corea y países del Pacífico. Ocurre, sin embargo, que ni franceses ni anglohablantes distinguen entre los que llamamos Oriente Próximo y Oriente Medio pues para ellos todo es 'Oriente Próximo' u 'Oriente Medio' (si tradujésemos a mocosuena, tal cual, sus denominaciones autóctonas "Proche-Orient" y "Middle East").

*2* Sexo y Género

No es el caso del cuestionario de la película pero me he encontrado algún formulario que solicita 'género' en vez de 'sexo'. En español, el género es para las cosas y el sexo para los seres vivos (esto último se puede interpretar en todas sus variantes). Por tanto, en los formularios y en los cuestionarios se ha de solicitar 'sexo'. (Si se tienen dudas al respecto del verbo empleado, aquí se ha utilizado en la manera más respetuosa que el diccionario define solicitar).

Ya entrados en cuestión de sexo y género, no puede faltar hacer referencia a la expresión violencia de género. Según investigaciones realizadas por Fernando Lázaro Carreter ("El nuevo dardo en la palabra", 2003) "en inglés el vocablo 'gender' significa, a la vez, 'género' y 'sexo'. En el Congreso sobre la Mujer celebrado en Pekín en 1995, los traductores de la ONU dieron a 'gender' el significado de 'sexo' pero en las lenguas romámicas los términos 'género' y 'sexo' tienen significados muy distintos, gramatical el uno, y biológico el otro. Hablar de violencia de género parece demasiada sumisión a los dictados de la ONU, autora de tantos desmanes lingüísticos. En realidad es una violencia de superioridad, sea sexual, física, de poder o de otras clases: también estas violencias debieran ser legalmente perseguidas; igualmente, la Gramática merece un respeto".

*3* Tom Stoppard

Tom Stoppard (1937) es un dramaturgo británico de origen checo, famoso por obras de teatro como Algo auténtico (The Real Thing) y Rosencrantz y Guildenstern están muertos (Rosencrantz and Guildenstern are Dead). En el cine ha participado en los guiones, entre otros, de (1985) Brazil (guión candidato al Oscar), (1987) El Imperio del Sol (Empire of the Sun), (1990) La Casa Rusia (The Russia House), (1998) Shakespeare enamorado (Shakespeare in Love) (en co-autoría con Marc Norman, guión ganador de un Oscar), (2001) Enigma (película en torno al descifrado de los mensajes encriptados por la máquina Enigma) y (2005) Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith (pulido del diálogo aunque no aparezca en los créditos).