viernes, abril 07, 2006

Tirante el Blanco

Hola, aloh.
 

"Comandaments tecnics operatius contactin amb el CSM" (*1*) salió de los altavoces del andén del metro de la línea 4 mientras esperaba la llegada del convoy que me debía llevar a mi cita laboral matutina. Ya no es cuestión de saber idiomas, condición necesaria pero no suficiente que dicen los matemáticos, además hay que disponer de la suficiente capacidad de digestión conceptual para asimilar la maraña de denominaciones y siglas con que los parlantes, catalanes y castellanos por señalar aborígenes lingüisticos próximos con diccionario de referencia, adornan y condimentan sus emisiones verbales si no se quiere que el mensaje se vaya patas abajo tal como entró por el conducto auditivo. ¿Qué hubiera pasado si el mensaje emitido hubiese sido: 'CC.TT.OO contactin amb el CSM'?. Más corto, otra tendencia actual del lenguaje, pero quizá más complicado de decir por quien lo emitía y sin garantías de comprensión por los receptores destinatarios (riesgo de entender CC.OO. y entonces en el CSM, a saber qué es y dónde se encuentra, hubiesen aparecido los enlaces sindicales del metro en vez de los mandos técnicos operativos).

Por si la complicación idiomática comunicativa no fuese suficiente vivimos también tiempos de irascencia idiomática política, escudada tras palabrería estatutaria y de unidad nacional, y escampada por los aires por obra y gracia de los medios de comunicación de masas (dinosaurios, mamuts, elefantes, señoras y señores, diputados y senadores).

Por si éramos pocos en el fregado de la comunicación, nos encontramos en plena resaca de una disputa internacional sobre la libertad de expresión, fogata pre-sanjuanera alimentada por opiniones y comentarios de todo el que ha tenido tiza, pizarra y tiempo para decir la suya al respecto de unas caricaturas publicadas hacía meses, una cortina de humo que ha operado el fundido de transición hacia la presente cuestión nuclear iraní.

Que los ánimos están animados no cabe duda. Signo uno, ha nacido Cristal Rojo, emblema neutral para servicios de emergencia mundial que permitirá que la Estrella Roja de David se incorpore finalmente al movimiento internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, una decisión que se tomará formalmente en una reunión extraordinaria que se celebrará en mayo próximo en Ginebra. Signo dos, mientras llega mayo y para ir calentando motores, ha subido el petróleo, una vez más ha alcanzado precios históricos, historia considerada informativamente como período de tiempo de semanas por no decir de un día para otro, ante las perspectivas de un ataque militar a Irán.

En medio de este sarao Vicente Aranda (Barcelona, 9-Nov-1926), a siete meses de su ochenta aniversario, ha estrenado 'Tirante el Blanco', adaptación cinematográfica de la novela 'Tirant lo Blanc' (*2*) (1490, Joanot Martorell) que utiliza como reclamo la coletilla: "En un mundo en guerra, el arma más poderosa es la virginidad de una princesa". Dice el refrán que "más sabe el diablo por viejo que por diablo", así que... oído, Vicente: apliquemosnos el emplasto porque a las puertas de un nuevo capítulo de guerra liberadora y con un arma poderosa de difícil consecución, el chaparrón está asegurado.

El Jefe, por su parte y dentro de la campaña de primicias de mi cine preferido, se ha apuntado al estreno de la película y no sin sufrir los chapoteos derivados de la crispada situación politico-lingüistica que corre por nuestros lares pues me comentaba los problemas de distribución que, sólo los carteles, planteaban al haber tres grupos: título original (Tirant lo Blanc) y créditos en catalán, título original y créditos en español, y título y créditos en español. Cultura y política, aceite y agua.

Mi taquillera favorita, mano sobre mano dada la poca afluencia de espectadores la noche del estreno, me miraba resignada para no mirar el contador del dispensador de entradas que aún le quedaban por vender tan sólo para cubrir los gastos del día. Intenté animarla comentándole que la programación del cine aparecía en la agenda cultural, además de en portada, de la página web de nuestro ayuntamiento. "¿Y quien mira esa página?", me preguntó. "Pues, por de pronto, yo", respondí. "Estamos apañados", remató, acompañando sus palabras con un golpecito compactador de las monedas que había empaquetado. En esas llegó un cargo municipal con su mujer e hija. Se saludaron y mientras recogía el cambio, el hombre preguntó qué tal estaba la película. Mi taquillera favorita respondió que aún no la había visto, que la vería en esa sesión al cerrar la taquilla, pero que le habían informado de que hacia el final había una escena un tanto escabrosa. "¿Qué edad tiene su hija?", preguntó (hay que preguntar porque los hijos púberes aconstumbran a estar a la altura de los padres). "Ha cumplido los dieciséis", respondió el padre. "Bueno, no habrá problema, a esa edad hoy en día ya saben de todo", comentó mi taquillera favorita. "¡Y que lo diga!, somos nosotros, los padres, quienes no sabemos muchas cosas", correspondió el padre a modo de despedida. "¿Hablábais de mi?", alcancé a oír que la hija le preguntaba al padre cuando éste se acercó con las entradas, si bien, hasta dónde alcanzó mi oído, obtuvo un silencio administrativo como respuesta a su cuestión.

Reconozco no haber leído la novela original pero a raíz de la discrepancia que encuentro entre la imagen del cartel y el hilo conductor de la película me animo a vaticinar que se trata de una adaptación libremente cinematográfica de la tercera parte: Tirante en el Imperio Griego. Respetando la libertad interpretativa del director para con la historia que cuenta, reconociendo la detallada ambientación conseguida, tanto de decorados como de vestuario (huele a Goya que tira de espaldas), admirado por la resolución 'más artística que digital' de las escenas de batalla (punto de atranque de esta costosa producción a causa de los problemas de trucaje digital de los combates) no conseguí superar la distancia que mediaba entre mi puesto de espectador en la sala y la pantalla, foso de castillo que completó su excavación en el momento en que la Viuda Reposada se levanta la falda ante Tirante a modo de tentadora propuesta alternativa y se llenó a rebosar de agua con las desconvencidas voces femeninas que gritaban 'negro', 'perro' y 'moro' referidas al Gran Turco, las dos horas de película, los líos de escenas entre lo que soñado y lo acaecido, el montaje digital de los sueños de montaje psíquico de la princesa, el poco espíritu del protagonista, tanta actriz desperdiciada para el texto o para la vista, fueron algunos de los cocodrilos que tomaron el foso como habitat y me desanimaron a zambullirme para salvar a nado (ya que el puente que tendía el director no me infundía confianza de consistencia y amenazaba con ceder a mi peso, a mi paso) el foso que impedía mi entrada en el prometido castillo de emociones y pasiones que, a todo cinemascope, se promocionaba desde la pantalla.

"Gallina vieja siempre hace buen caldo", resume la salvada de película que supone la escena en que el quebrado Tirante deja por unos momentos su armadura de guerrero rey para convertirse en sensible agricultor que, arado en ristre sostenido, siembra semilla en su amada tierra. Escabrosa escena, según mi taquillera favorita, que me ayudó a entender la ironía encerrada tras el título de la obra original: Tirante, tanto por tensar como por tirar, y el blanco, por ser la clara alternativa cristiana al oscuro musulmán.

Aparte de la oportuna elección de este título para estos momentos turbulentos que soplan de bando a bando, sea río Ebro, sea Mar Mediterráneo, como epílogo, un mérito indiscutible que sale a la luz una vez acabado el filme: la habilidad de Vicente Aranda para conseguir productores para esta película.

Un saludo desde el teclado.

 

Notas

*1* Comandaments tecnics operatius contactin amb el CSM

Mandos técnicos operativos contacten con el 'CSM'.
Y hasta aquí puedo decir porque no sé quienes son, o qué hacen, los MM.TT.OO. y ni mucho menos el CSM pues no puedo ir más allá de sus iniciales. Un auditivo ejemplo de mensaje cifrado por contexto.

*2* Tirant Lo Blanc

Escrita a partir de 1460 y publicada por vez primera el 1490, Tirant lo Blanc es una novela de caballerías que narra las aventuras guerreras y amorosas de Tirant al servicio de un bello ideal: liberar el Imperio Griego, Constantinopla, del asedio de los turcos. Acertadamente calificada como de novela total (a la vez es de cavallería, cortesana, militar, erótica y, en cierto sentido, psicológica), se distancia de las novelas de cavallerías de la Edad Media y su trama variada y rica en registros (desde el tono grave hasta el humorístico, desde la crueldad hasta la sensualidad) la hacen una lectura placentera y divertida que le ha permitido resistir el paso del tiempo. Es, sin duda, una de las mejores novelas europeas de su momento.

Más detalles, información y edición en línea, en la página web
www.tinet.org/bdt/tirant/