viernes, julio 07, 2006

Cars

Título original Año Estreno Dirección Co-Dirección País Duración
Cars 2006 6 Julio 2006 John Lasseter Joe Ranft USA 121 min.

 

Hola, aloh.

La vida del artista del entrenimiento no es fácil, siempre dispuesto a dar lo mejor de sí, con un toque de circense 'más difícil todavía', sin horarios, a merced de la presencia del público potencial. El público, la gente, tiene sus hábitos y el artista, que también es público y gente, los hace suyos: la gente se rige por el sol, el público frecuenta los lugares públicos, la gente tiene deseos, el público está dispuesto a desprenderse de una moneda, aunque sea la única que tenga, si cree que con ello su deseo va a tener más probabilidades de cumplirse. Deseos y sueños comparten sinonimia cuando no se refieren a impulsos físicos, por tanto, un deseo cumplido es un sueño satisfecho. Deseos, sueños y magia convergen en el dibujo animado y éste puede ir más allá del mero entretenimiento para servir como medio de expresión y exposición de opinión. Un ejemplo visible de lo dicho anteriormente es el corto 'El hombre orquesta' que en pocos minutos expone la violenta pugna que mantienen dos artistas por conseguir que un peque les entregue la moneda que inicialmente pensaba lanzar a la fuente de los deseos. La actuación cautivadora se convierte en estruendoso acoso, la moneda acaba en la alcantarilla y el peque demuestra no ser tan ingenuo como se le suponía. Está visto que en el mundo del entretenimiento infantil, hasta el más ingenuo 'hace relojes' o, dicho claramente, hace dinero a espuertas.

Pixar se ha replanteado la estrategia: 'Cars' está concebida como una espectacular película de imagen real (planificación, encuadre, animación, decorados, todo está profesionalmente milimetrado y cariñosamente animado al detalle), con una trama sencilla cuyo mayor mérito estriba en plantear un mundo de coches (desde los 'adultos' a los 'peques' pasando por los 'bichos'), en el que se comportan según la proyección del carácter que todo conductor realiza sobre el vehículo que conduce, o maneja, pero que cuenta con la definitoria característica de que no hay 'padres' ni 'hijos'. El que la familia pase a ser comunidad blinda la trama contra cualquier intento de contaminación por parte del todavía activo virus llorón Disney (se garantiza que no habrá hijo llorando la desaparición de uno de sus progenitores, ni que habrá padres cuestionándose qué o cómo hacer para 'recuperar' a su hijo) y, además, refuerza la componente 'nostálgica' de los buenos tiempos pasados: cuando las carreteras seguían el terreno en vez de atravesarlo y la velocidad aún no había escapado de los circuitos de carreras.

Las escenas de carreras dejan pegado a la butaca, desde la cámara a pie de pista que recorta los vehículos acercándose a los granitos de asfalto que, inicialmente estáticos en primer plano, se volatizan cuando pasan sobre ellos, hasta la cámara que perceptiblemente avanza hacia los vehículos que corren hacia ella, sin olvidar las escenas de grada con los vehículos público accediendo a sus correspondientes rampas grada o haciendo la ola para participar en el espectáculo colectivo. Las escenas de situación están cuidadas al detalle, desde la presentación de la calma nocturna que impera en Radiador Springs previa irrupción del desbocado coche en busca de la entrada a la autopista, pasando por el ventilador giratorio que mueve el aire del despacho de la gerente del motel. Especial mención merece la escena en que la pareja de coches visita el abandonado Venero de la Rueda, lugar antaño concurrido por quienes hasta allí iban para recargar sus baterías: seguimos el diálogo de los dos coches paseando por la rotonda que sirve de acceso a las abandonadas plazas de aparcamiento a través de los sucios cristales de una de ellas y mientras los paseantes circulan por la rotonda, un insecto deja huella de su recorrido circular sobre el cristal; esta escena remite elegantemente a la escena de amor de 'Titanic' (1997, James Cameron) en el vehículo, con los cristales empañados por el vaho y la mano que escribe la huella del clímax amoroso sobre uno de ellos.

La escenografía del Valle de los Cilindros, con las montañas en forma de cilindros en V que recuerdan los culos de los cadillacs enterrados en el 'Cadillac Ranch', confiere un encanto visual de ensueño que junto con los detallistas escenarios invitan al acto reflejo de "parar la imagen" para recrearse en el fotograma que se nos muestra.

La completa animación obra la magia de ver los coches como personajes y realza el efecto de choque visual que supone verlos moverse 'rodando sobre neumáticos' en vez de 'caminando sobre ruedas'. Sin embargo, con dos canciones dulzonas, esta 'maravillosa máquina' de coches animados paga el precio de estar en la órbita Disney. Toda autopista acaba teniendo su peaje pero, como acostumbra a ocurrir en las autopistas de peaje, el pago no se tiene en cuenta cuando la vía cumple.

'Cars', gozada visual que gana con el segundo visionado, es la botella genial que alberga el mensaje punzante del corto 'El hombre orquesta': ¡Lo que hay que hacer para conseguir la moneda del, ¿ingenuo?, deseo infantil!.

Un saludo desde el teclado.