viernes, mayo 06, 2005

El reino de los cielos

Especial

de 'El bosque' a 'Munich'

 

Hola, hola.

Nuevo viernes de estreno en mi cine preferido, pasado y olvidado el nefasto estado de emergencia al que se vió sometido la semana anterior. Mi taquillera favorita estaba más animada ante la perspectiva de participar en el estreno de una magna producción cinematográfica rodada en diversos parajes de España y Marruecos. El vestíbulo de entrada del local, por su parte, invitaba a curiosear los diversos carteles de promoción y, lejos del amorfo cielo rojizo de la última semana, ofrecía un agradable y tenue hálito azulado que parecía desprenderse de 'El reino de los cielos', de Ridley Scott.

Hace setenta años, en 1935, Cecil B. de Mille filmó una superproducción histórica titulada 'Las cruzadas'. De Mille justificaba sus majestuosas producciones aduciendo que era una tontería desaprovechar cerca de dos mil años de publicidad gratuita y efectiva. En particular, respecto de 'Las cruzadas' comenta en su autobiografía que su propósito consistía en "demostrar que los sarracenos no eran bárbaros, sino un pueblo muy culto, y su jefe, Saladino, un caballero tan perfecto y gentil como cualquiera de la cristiandad".

'El reino de los cielos' acaba donde empieza 'Las cruzadas', con Ricardo Corazón de León camino de Tierra Santa dispuesto a recuperar la ciudad de Jerusalén. Sin embargo, antes de completar los 145 minutos de duración, 'El reino de los cielos' cuenta el recorrido iniciático que lleva a un joven herrero francés, hijo bastardo de un caballero cruzado, hasta la ciudad de Jerusalén en busca de su redención personal para acabar siendo testigo presencial de cómo el fanatismo y la ambición política quiebran la equidad establecida en el reino de Jerusalén y desencadenan una guerra, llamada santa, en la que se verá personalmente implicado.

Sobre el papel y a imagen vista, Ridley Scott es el director idóneo para esta película: diestro recreador de ambientes visualmente precisos y preciosos, su protagonista es un personaje ordinario pero virtuoso que sale a flote de las dificultades revelándose próximo a la idea de héroe y, no por último menos importante, porque aporta soluciones elegantes y simples cuando lo fácil hubiera sido complicar la producción. Y así es, no merece la pena entrar a enumerar las innumerables escenas en las que se nota su sello aunque, por contraponer algo negativo, la ralentización de la imagen en ciertas escenas de acción no conduce al clímax dramático sino más bien a la ruptura del ritmo de la acción.

La epopeya histórica se ha convertido, a rebufo de los efectos digitales, en uno de los géneros preferidos por Hollywood. Lo normal en estas epopeyas digitales es que más allá de la pantalla tan sólo se encuentren los tres canales de sonido. Scott siempre se ha involucrado en la producción, casi como si el dinero que se gasta fuera suyo, y ha aprovechado para incluir su punto de vista más allá de lo que es la mera ubicación de la cámara. Unas veces ha sintonizado con la audiencia y otras no, pero esto el tahúr profesional lo sabe y lo asume como gajes del oficio. Como público, no nos demos a engaño pensando que la historia se aprende viendo una película. Jugando con la anterior premisa, el guionista William Monaham ha servido una trama que bebiendo en los hechos históricos se moldea en manos del director como una épica metáfora, contemporánea, por no decir de hoy mismo, de cómo el fanatismo y la ambición política son el foco originario de las guerras. Que la producción sea del 2005, que la acción se ubique en Jerusalén y que sea de cruzados contra musulmanes son, por supuesto, meras coincidencias.

Confieso que la he visto dos veces. Mi taquillera favorita se sorprendió cuando aparecí nuevamente el sábado por la taquilla. Ella con una vez tuvo bastante, no sé si me explico, pero por mi parte un segundo visionado me permitió completar y encajar piezas de la trama, matices importantes pero no vitales, que se me habían escapado el día antes de modo que la segunda vez me gustó aún más que la primera (también he de confesar que tengo una cierta propensión hacia el estilo de Ridley Scott).

Un saludo desde esta tierra de sueños y esperanzas, antesala del reino de los cielos.

 

Ridley Scott: El duelista gladiador por episodios

Cuando en 1992 Ridley Scott se encargó de poner imágenes a lo acontecido en '1492: La conquista del Paraíso' comentó: "Mi oficio -dijo- es ilustrar mundos. Yo no invento nada, sólo retrato las cosas a mi manera". Consecuente con sus palabras, ha mantenido su filosofía de trabajo a lo largo de una trayectoria cinematográfica que, además, le reafirma como perfeccionista impenitente, obsesionado por la luz y capaz de completar proyectos ambiciosos en ideas pero ajustados en presupuesto. Ha sabido siempre rodearse de espléndidos diseñadores, dibujantes, guionistas y ayudantes en los que ha podido delegar con total confianza las facetas de la producción que le impedían concentrarse en lo suyo: luz, cámara y acción.

'Los duelistas' (1977) fue la primera incursión de Ridley Scott en el largometraje. Significativo título, en consonancia con su espíritu de aceptar desafíos, que le sirvió de tarjeta de presentación para que le fuera ofrecida la dirección de 'Alien, el 8º pasajero' (1979), inolvidable e impactante producción en la que sentó las bases de su estilo de trabajo: hay escenas que se resuelven montando un decorado y escenas que se resuelven utilizando una cámara de video-aficionado. Cual tahúr profesional en racha, su siguiente película 'Blade Runner' (1982) se hizo un merecido hueco en las películas de culto. Con suerte variada se ha mantenido en la palestra cinematográfica hasta que los vientos de la producción digital le trajeron 'Gladiator' (2000) en donde nuevamente volvió a sentar precedente (y de paso cinco premios Oscar, incluido el de mejor película) en el descalabrado entorno de los efectos visuales digitales. Por entonces George Lucas había comentado que la limitación en la creación cinematográfica estaba en el director no en los medios. Se ve que DreamWorks SKG y Universal Pictures recogieron el guante que lanzaba Lucas y buscaron a un duelista profesional capaz de batirse en tamaña lid: Ridley Scott se apuntó junto con su productora Scott Free Productions. En cinco años la producción digital ha avanzado y ha conseguido una cierta periodicidad en los estrenos si bien la tendencia es a la recreación de historias épicas, de caballo y espada (tal como fue 'Gladiator'), peaje marcado por la novedad tecnológica y por los buenos resultados de 'El señor de los anillos'.

En este año 2005 se cierra el círculo de Star Wars (19 de Mayo es la fecha para el estreno del Episodio III) y como si estuviera ligado al destino de la saga galáctica también se cierra el círculo sobre Ridley Scott: triunfó a lo grande con una de romanos meses después de haberse estrenado el Episodio I y ahora vuelve con una de cruzados y musulmanes días antes del Episodio III.