viernes, octubre 20, 2006

La prueba del crimen

Título original Año Estreno Dirección País Duración
La prueba del crimen 2006 20 Octubre 2006 Wayne Kramer USA y Alemania 122 min.

 

Hola, aloh.

Al final de los créditos de fin, el director brinda la película a Sam Peckinpah, Brian de Palma y Walter Hill; triangulación artística en la que la violencia visual contenidamente desmedida, la aislada oscuridad de los personajes y la espectacularidad del planteamiento de las escenas establecen una figura cinematográfica que con la complicidad del formato cinemascope eleva al espectador a un mundo de ficción de evasión pura y depurada; según criterios particulares, que ya se sabe que para gustos los colores.

No obstante, referenciar a un trío maestro y emularlo afinada, aplicada y definidamente por activa y derivada no supone que el émulo se integre en la figura geométrica para conseguir un póker de ases; aunque ya se sabe que en opiniones cada cual tiene la suya.

"Nunca estarás preparado para una película como esta", Quentin Tarantino dixit; según reza el cartel anunciador. Se agradece la advertencia y más cuando se constata su veracidad, a visionado efectuado, la prueba del crimen, certificado. Aunque cada cual tiene su punto de vista, igual que cada arma tiene su punto de mira.

La película arranca impactante (ese encuentro casual en la habitación de la transacción), sigue interesante (la búsqueda de las balas comprometedoras), evoluciona intrigante (la búsqueda de la pistola) y se diluye aberrante (la escena en la pista de hielo), aunque sostenida por los dos críos, más tocados de criterio que unos trastocados adultos desbordados, que no desbordantes, por los excesos verbales de palabras esputadas, verbos precedidos de puto muletilla en sus combinaciones de género y número para, cuando la acción deja para una frase de tres palabras, la tercera sea un taco coletilla. Así planteado el guión, hasta tiene su mérito al haber estructurado tan sistemáticamente los diálogos.

La prueba del crimen, un exceso excesivo. Si fuera objeto activo, sería objetivo; pero siendo sujeto pasivo, soy subjetivo.

Un saludo desde el teclado.