sábado, octubre 09, 2004

El espanta tiburones

Hola, hola.
 

Ya se ha estrenado la última de animación de Dreamworks: "El espanta tiburones".

Por mi parte, este estreno estaba concertado con mi taquillera favorita. Habíamos quedado que, aparte de asistir al estreno, llevaría el histórico bocata de chorizo con chocolate. "Como en los viejos tiempos", comentó cuando quedamos. Y así hice.

Volviendo al tema de la película, comentaré que es una auténtica orgía visual de animación. Todo se mueve. Hay personajes en movimiento por los lugares más recónditos de la pantalla. La acción transcurre en un arrecife, poblado de anuncios luminosos de 'Coral-Cola', con una gran pantalla de televisión desde donde la periodista Katie Current cuenta todo lo que ocurre. Y peces de colores llevan cámara de televisión para que las noticias tengan imagen en la pantalla; porque lo que no sale por la tele, simplemente, no existe.

Y el 'prota' trabaja en un tren de lavado de ballenas, un "whale wash" en la versión original. Y quiere vivir en el barrio pijo, situado en la parte alta del arrecife. Y tiene una deuda de 5000 chirlas por satisfacer. Y se enrolla de tal manera que le sueltan un 'No te vayas por las algas' para cortarle la cháchara.

Y hay unos tiburones, que residen en el casco del Titanic, cuyo jefe, Don Lino, tiene un lunar en lado derecho de la cara. Y cuando, por razones de la planificación del diálogo, la cámara está detrás suyo, se aprecia perfectamente el lunar en la parte baja del lado derecho, como corresponde.

Acabada la sesión, bajó de la cabina el Jefe, hombre de cine y sobre todo de cine de animación. Nos saludamos y comentamos brevemente. "No está mal pero me gustó más Shrek", concluyó antes de ir a apagar las luces del local.

Y me quedé pensando en sus palabras. Y creo entender porqué opinó así.

En Shrek, el protagonista está contento de sí mismo y no tiene traumas ni sufre represiones por el qué dirán los demás. Por ejemplo: en Shrek-1, está en la charca y se suelta un cuesco que genera dos burbujas que parecen dos hongos nucleares; en Shrek-2, el cuesco es tal que produce turbulencias en la cota de mallas que lleva. Él está bien consigo mismo desde comienzo de la historia, los problemas le vienen de fuera.

Aquí, el 'prota' tiene problemas internos desde comienzo de la historia. Quiere lo que no tiene y no aprecia lo que tiene. El segundo 'prota', el tiburón hijo de Don Lino, no vive porque no le gusta ser tiburón, es vegetariano y no se atreve a confesarlo a su padre.

Ambos dos mienten para sobrevivir en su entorno y cuando se encuentran, se utilizan mutuamente para sostener las mentiras del otro. Al final, claro está, todo se resuelve; que esto es una película.

Shrek es abierto y seguro. El Espanta Tiburones es cerrado e inseguro. Normal que uno guste más uno que otro.

Sin embargo, hay que desechar ciertos tópicos verbales: una película de animación no tiene porqué ser para críos, al igual que una película para adultos no tiene porqué ser de sexo y violencia.

Shrek es un cuento de hadas. El espanta tiburones es una comedia de situación.

Los personajes del espanta tiburones son bien reales, aunque la realidad no sea del agrado de todos ni tampoco se resuelvan los conflictos como ocurre en cualquier buena película que se precie. En eso consiste la magia del cine, en resolver realidades ficticias.

El Espanta Tiburones, un signo de nuestros días.

Un saludo desde el teclado.