sábado, abril 22, 2006

Crash (Colisión)

Hola, aloh.
 

Mi cine preferido proyecta 'Crash (Colisión)' de Paul Haggis.

El gallinero cinematográfico está alterado. Paul Haggis tiene en su haber profesional haber sido guionista de muchas series de TV y, en especial, porque en su día yo la veía los fines de semana, el creador de la serie de TV 'Walker Texas Ranger' (1993), no precisamente un referente de creatividad narrativa y con un 'tufillo' ejemplarizante que, unido a la expresividad de Chuck Norris, dejaba tan 'KO' como las patadas y golpes que se repartían en pantalla. Con el guión de 'Million Dollar Baby' (2004, Clint Eastwood) vió la luz del reconocimiento pero no rascó Oscar a pesar de optar. Y en los premios Oscar de 2006 con 'Crash (Colisión)', (2004, Paul Haggis), ha dado la campanada llevándose, entre otros, el Oscar al mejor guión. ¡Anatema!, se desprende de los comentarios y críticas que se han vertido en los medios: el gallinero está alterado.

El guión de 'Crash (Colisión)' tiene fecha de 2001. No es una cuestión de oportunismo haberlo podido llevar a la pantalla a raíz de 'Million dollar baby', sino más bien una oportuna coincidencia dado que ambas películas son del mismo año (¿invirtió el dinero de 'Million dollar baby' en su proyecto?. Con certeza no lo sé pero hay preguntas que se responden al cerrar el interrogante, sobre todo cuando las fechas de estreno indican que 'Crash' estuvo completada meses antes de 'Million dollar baby'). Como acostumbra a ocurrirle a los guionistas que se meten a directores... las dudas de los productores son grandes y el guionista tiene que poner algo más que la idea y la dirección: Paul Haggis acabó rodando en su casa y, para algunas escenas, utilizó su coche.

El procesador deductivo del cronista se pone en marcha automáticamente: si el director utilizó su propio coche para rodar algunas escenas queda claro que la película no va de choques de coches. Efectivamente, quienes colisionan no son vehículos de cuatro ruedas sino elementos sociales de dos piernas, partículas elementales de la sociedad que evidencian la teoria expansionista del tenso universo post-11S complementada con situaciones propias de procesos termodinámicos: evolución de un sistema biosocial a presión constante, comportamiento de un entorno socio-cultural a temperatura constante. Vidas cruzadas de personajes que colisionan entre sí debido a alteraciones de presión, temperatura, cultura, intereses y etnia que, la termodinámica es así, acostumbran a conducir a procesos irreversibles.

"La previsión de unos es la magia de otros". La previsión de una hija al comprar una caja roja, no precisamente de bombones, consigue que el aumento de presión en la caldera mental del padre no vaya más allá de una violenta situación triangular que cada vértice interpretará salvada por azar, magia o religión. Las cosas no van a más porque todavía quedan elementos que posibilitan la estabilidad en particulares al borde de la ignición emocional derivada de la frustación, la tensión, la incomprensión o la marginación.

El guión establece una cadena de circunstancias, aparentemente circunstanciales, que repasan y explicitan el crispado ambiente que se vive en estos tiempos de publicitada liberación democrática. La caja roja, el tendero persa, el cerrajero hispano y la hija pequeña de éste conforman el núcleo emotivo de una trama, extensa pero nada dispersa, que teje una red de colisiones que aceleran el proceso de redención (debe haberla porque es una película americana) de unos pocos ('muchos serán los llamados pero pocos los elegidos', concepto tanto cristiano como capitalista sin que ello equivalga a una equivalencia).

Un guión de precisión relojera, con algunas imprecisiones que no afectan a la exactitud del mensaje indicado, delimita el tablero de billar en el que las imágenes darán vida al juego de emotivas carambolas, tanto visuales como argumentales. Desde el nocturno plano inicial en el que unas huellas de neumáticos en el arcén de una carretera pueden verse como las luces de una ciudad, pasando por el sencillo cuento del traspaso de la capa protectora a la pequeña de cinco años, siguiendo por las noches en el lavabo de quien tiene problemas de próstata y culminando en el plano del pasador de pelo rojo en la escena del disparo por parte de quien se quiere tomar la justicia por su mano (¡que por algo se compró una pistola!), resultan una película cuya baza principal estriba en eludir la compartimentación de las subtramas y mostrarnos que aunque pensemos que nos conocemos en realidad no tenemos ni idea de quienes somos: dado que somos nosotros y nuestras circunstancias, y como no estamos solos, cuando nuestra circunstancia cambia abruptamente nuestra reacción puede ser cualquiera menos la más conveniente para nuestra integridad. La vida sigue, es un hecho, pero no siempre con nosotros y nuestro San Cristóbal. Principio y fin de un universo en expansión, colisiones incluidas.

Un saludo desde el teclado.