Neil Young: Heart of gold

Título original | Año | Estreno | Dirección | País | Duración |
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Neil Young: Heart of gold | 2006 | 29 Septiembre 2006 | Jonathan Demme | USA | 103 min. |
Hola, aloh.
Centrado pero perdido. Lunes de octubre, al volante, perdido en el laberinto de calles de Madrid. Iba buscando un corazón de oro pero una discontinuidad en la Gran Vía me ha llevado a un cambio estrátegico del plan inicial, ahora busco un parking en el que dejar el vehículo y seguir a pie la localización de la sala que en minutos proyectará 'Neil Young: Heart of gold' de Jonathan Demme.
Ya en superficie, con el vehículo estacionado en el cuarto nivel de aparcamiento de una céntrica plaza cuyo nombre me he anotado en la agenda para luego poder encontrarla, me sitúo con la ayuda del plano y de los rótulos de calle que voy identificando hasta conseguir alcanzar nuevamente la Gran Vía. No ha sido grave, unas pocas manzanas me separan de la Plaza de España y el reloj me confirma, cómplice, que aún estoy a tiempo de llegar a la sesión.
La Plaza de España está en obras y mi instinto me dice que allí no encontraré las salas de cine. Debería haber anotado la dirección de la sala antes de salir de casa pero me confié en que las salas de Plaza España estuviesen en la Plaza de España.
Opto por seguir la Gran Vía una manzana más y me encuentro con una concentración de locales de comida rápida, bocadillos, pizzas, que me hacen subir la adrenalina al convertir los estímulos visuales en olfativos: "esta zona 'huele' a salas de cine", metaforicé; "ergo he llegado", concluí (prematuramente, como se verá).
Efectivamente, en una plaza interior se encuentran unas salas de cine pero en los carteles no aparece la película que busco y el nombre de las salas tampoco es. Pregunto a una pareja que está sentada en un banco de las cercanías. Intuyo que están en la hora de la comida del trabajo pero sin trabajar juntos. Amablemente interrumpen su conversación y escuchan mi consulta. "Las salas de versión original, ¿te acuerdas?, hace tanto tiempo que ya no vamos por ellas", comenta ella. Evidentemente, '¿te acuerdas?' no va dirigido a mi. "Estás muy cerca", continúa la mujer esta vez dirigiéndose a mi, "al doblar esa esquina las encontrarás". Les doy las gracias, doblo la esquina y me dedico a dar vueltas por la plaza interior ya que las salas que me han indicado son las que ya he descartado por programación y nombre. La mirada se me va para el extremo más alejado de la plaza en donde se encuentran dos fumadores de espacios abiertos. Me dirijo hasta ellos y aún no he completado la pregunta cuando me señalan la planta inferior de la plaza: "Las salas son aquellas", los dos a una. Sigo sus índices y mi vista se encuentra con el dorado cartel de la película. "Por aquí no puedes bajar que esto es una escalera de emergencia, tienes que dar la vuelta al edificio y bajar por las escaleras del centro de la plaza", detallan experimentados. Agradezco la información y aplico las indicaciones recibidas. Cuando llego ante el cartel me encuentro con la sorpresa de que es la zona de salida de las salas, la parte trasera de los cines. Buscando por entre el entramado de pasillos, locales comerciales, accesos a parking que pueblan aquella manzana peatonal encuentro otras salas que tienen el nombre raíz de las buscadas pero cuya programación no incluye la película deseada. Finalmente, después de haber cruzado el caudaloso Ebro, traspasando los límites de este oásis generalista de tres selectos niveles determinantes, pisado el centro administrativo y errado por una zona peatonal, a cinco minutos de la hora de la sesión, encuentro la taquilla buscada y en cuestión de segundos, la cola somos cuatro contados, me hallo en una sala de versión original: una habitación más grande que el comedor de casa, ciertamente más grande (ya me gustaría que el comedor fuera como la sala) con un gran cuadro blanco colgado en el frente, la pantalla, y con menos gente de la que algunas veces nos juntamos en el comedor de casa. Así es allí y aquí, en el cine en versión original. Sin embargo, cuando se apagan las luces la pantalla parece multiplicar su superficie, el sonido completa la inmersión y la experiencia comienza.
Prólogo: Los compinches, músicos y amigos
Parte I: Prairie wind (Viento de la pradera)A Neil Young no le gustan los músicos de estudio. No tiene nada en contra de ellos pero no se ve diciendo "quiero esto, quiero lo otro". A él le gusta que la música fluya, según el momento y el estado de ánimo, por eso busca tocar con amigos, por eso para este concierto en el histórico Ryman Auditorium de Nashville ha reunido a un grupo de compinches con los que compartir la presentación en directo de un disco tan especial para él como es 'Prairie wind'.
Llevan más de 30 años tocando juntos, no siempre pero sí siempre que pueden, y precisamente hacerlo en el Ryman Auditorium está cargado de recuerdos. Sin embargo, el glorioso local tiene un futuro incierto debido a las nuevas construcciones que empiezan a erigirse en sus alrededores y que amenazan con aislarlo privándolo de la luz que le insufla espíritu a las vidrieras de sus ventanales.
Las cosas han cambiado pero el espíritu sigue aquí; mientras hay música, hay vida.
En la primavera de 2005 le fue diagnosticado a Neil Young un aneurisma cerebral, potencialmente fatal. Fijada la fecha para la intervención quirúrgica, Neil se concentró en escribir una serie de canciones que hablan de la pérdida de los seres queridos, del paso del tiempo, de la inspiración o de las impresiones que subyacen tras los acontecimientos de la vida cotidiana. Una vez compuestas, Neil se sumió en el estudio de grabación hasta completar 'Prairie wind', llegando a grabar la misma víspera de su operación.La operación fue un éxito y el disco se publicó acto seguido.
Por esas fechas, Jonathan Demme daba por concluido un año sabático. Conocedor de la afición cinematográfica de Neil, le llamó para ver si estaba interesado en colaborar en algún proyecto y de ahí se derivó la idea de poner en imágenes el disco.
Se dice que cuando uno está a punto de morir ve los momentos más significativos de su vida (sería un detalle que esto ocurriera sin tener que llegar a ese punto). En esta línea de pensamiento se plantea la película: partiendo de un disco que habla de cuestiones emocionales, sociales y vitales previas a un posible desenlace fatal, se construye un concierto onírico, en el que el espectador que está en la butaca de la sala de cine se siente como parte del público del concierto en directo pues la cámara se encarga de mostrar la mayor parte del tiempo el punto de vista del asistente y evita mostrar al público presente en el momento de la grabación. Neil añade: "El espectador es una especie de fantasma capaz de flotar alrededor, por encima y por detrás del escenario; puede ver cosas que un espectador normal no vería".
La directora de fotografía Ellen Kuras contribuye en la consecución del ambiente onírico, creando para cada canción la atmósfera luminosa más adecuada.
El diseñador de vestuario Manuel Cuevas, o simplemente Manuel, concibió para la ocasión unas prendas de corte country, de 'época', pero a la vez intemporales con lo que se refuerza el halo de fascinante irrealidad real del film.
El diseñador gráfico y escenográfico Michael Zansky creó, en colaboración con Demme, los telones de fondo del concierto partiendo de la tradición del programa de radio Grand Ole Opry de colocar a los artistas en el escenario dentro de un contexto visual específico, en este caso inspirado en las sensaciones derivadas de la audición de las canciones del disco.
La escenificación integra imagen y música apoyándose en personajes, vestuario, instrumentos, ángulos de cámara, tonos, colores y luces combinados con música, voces y silencios en un conjunto orgánico, grupal, que evoca la visión del mundo de Neil Young, subyacente en su música.

Algunos están aquí, ahora, conmigo. Otros ya no.
(The painter, 2005-Prairie wind)
Parte II: Heart of gold (Corazón de oro)
En 1972, año de la publicación del álbum 'Harvest', el éxito comercial que fue el sencillo "Heart of gold" acabó por intimidar a Neil Young hasta llegar al punto de negarse a tocarlo en directo: "Esa canción me puso en ruta. Viajar por ahí no tardó en convertirse en un rollo y me eché a la cuneta".La línea introspectiva de 'Prairie wind' y el onírico tratamiento audivisual se complementan y amplían con la revisión de un puñado de significativas canciones que arropan la reconciliación en el escenario del tema que llevó a Neil Young a la carrera. No es una recopilación de éxitos, ni una selección cronológica de canciones acordes con el momento, es un reflexivo compendio personal: cuarenta años de vida musical en nueve pinceladas.
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Anciano, mira mi vida; me parezco bastante a ti.
Sí, mírame a los ojos y en ellos verás que no te engaño
(Old man, 1972-Harvest)
Jonathan Demme enfoca el trabajo de cada persona presente en el escenario dentro de la composición general del grupo, bien mostrando cómo los músicos cambian de instrumento en el transcurso del concierto, bien dedicando una toma a la labor del asistente encargado de cambiarle la guitarra a Neil. Esta dinámica destaca el acto creativo, subraya el proceso de construcción de cada canción y realza la esencia de grupo: el cuidado, la precisión y la habilidad musical necesarios para una interpretación adecuada. Un esfuerzo técnico y artístico que con modestia y comprensión sirve al único propósito de realzar la figura y la música de Neil Young, sin lugar para la impostura:
por ejemplo, la presencia del bajista Rick Rosas, pausado, erguido, concentrado en la interpretación, magnificado por el hecho de que Neil aparece sentado, hace que la idea de 'entre nosotros hay alguien recto y fuerte que tiene al Gran Espíritu de su parte (Looking for a leader)' aparezca en la mente del espectador. De este modo, no es sólo lo que dice la letra de la canción que está sonando sino el conjunto de ideas y sensaciones que uno, inmerso en el audiovisual que pasa por pantalla, puede visualizar a partir de lo que perciben sus sentidos; los primeros planos de los músicos dan para reconstruir una historia para cada uno, no importa si es la cierta..., la gran incógnita que plantea Emmylou Harris con su cara de circunstancias durante todo el concierto pero que cuando en la interpretación 'Old King' sonríe, esa sonrisa no tiene precio aunque, ah!!!, al bueno de Neil le cueste tener que estar dándole al banjo como un descosido durante todo el tema.
Epílogo: La vieja dama sonriente
En los créditos, de manera sutil, con voz y guitarra, de manera íntima, se borda el significado de lo visto y oído. Mientras los créditos de final se deslizan por la parte derecha de la pantalla, Neil, solo, sentado, ante un auditorio vacío, interpreta "The old laughing lady" (La vieja dama sonriente) mirando hacia la relación de personas que han participado en la película, componiendo una postal audiovisual para el recuerdo. Al finalizar la canción, recoge la guitarra y abandona el escenario coincidiendo con el fin de los créditos. No se dice, no aparece escrito, pero las palabras de un epílogo se forman en el subsconsciente del espectador: "Vieja dama sonriente, todo parece estar en orden, vuelve a por mi otro día, ya sabes dónde encontrarme".
Nota del cronista: La historia sigue después de la película.![]()
Recuperado de la operación, registrada su voluntad en CD y proyectada en celuloide, enfundada la guitarra de una época 'acorralada' por el progreso del tiempo, tal cómo muestra el majestuoso plano fijo previo a la primera actuación en el que se ve una excavadora a pocos metros del Ryman Auditorium, Neil Young, Dr. Jeckyll y Mr. Hide de la guitarra, ha desenfundado la guitarra eléctrica y, bajo el pabellón de CSN&Y (Crosby, Stills, Nash & Young, aún jóvenes, ¡Peligro!, 4 guitarristas sueltos), se ha echado a la carretera para acusar al presidente de los Estados Unidos (éste líder cuyo instinto le ha dicho hace unos días, tras tres años de guerra, que lo de Irak tiene cierto parecido a lo de Vietnam) en la gira-cruzada montada en torno al disco 'Living with war', apoyado desde la web http://www.neilyoung.com/lwwtoday/index.html. Pero LWW ya ha sido objeto de una crónica y un especial (los enlaces en las carátulas de LWW de esta nota).
La canción de los créditos desvela que hay un guión, una trama en la concepción de la película: unos personajes se reúnen en un auditorio para interpretar unas canciones ante unas cámaras pero hay fantasmas en el ambiente, no los vemos pero se perciben; Neil Young es el chamán, el medium que ha estado a un paso de unirse a ellos, los músicos son los colaboradores que completan el cónclave y la guitarra que toca Neil Young es el instrumento que establece el puente, el vínculo, la conexión, la sujeción. La clave, en los discos y canciones interpretadas.
Prairie wind (2005)
El primer bloque de canciones, sienta las bases del conjuro: "Conservo mis amigos, eternamente. Dejamos nuestra huella en el sonido. Algunos están aquí, ahora, conmigo. Otros ya no. Hay un largo camino detrás mío y os echo de menos. Esta vieja guitarra no siempre ha sido mía pero ahora me cuido de ella. Ha estado rodando años y años pero guardada en su vieja funda. Ha viajado allá y acullá, ha arrancado sonrisas y lágrimas, ha compartido sueños y esperanzas y nunca ha estado fuera de lugar."
Un grupo de personas están conjurando espíritus del pasado. ¿Pero cómo se ha llegado a esta situación?.
Last time around (1968, Buffalo Springfield)
El segundo bloque, abre con 'Soy un niño' canción del último disco que editó con "Buffalo Springfield" (Neil es el que mira en dirección contraria) antes de empezar en solitario: "Soy un niño y lo seré un tiempo. No puedes concebir el placer que hay tras mi sonrisa."
Todo empezó en 1968, cuando unas diferencias en el modo de ver la música pusieron al músico, niño que se resistía a dejar de divertirse con lo que hacía, en la carretera de la carrera en solitario.
Harvest moon (1992) + Harvest (1972) + Comes a time (1978)
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Siguen las canciones que describen los acontecimientos objetivo del conjuro: "Se hace tarde, la luna está en lo alto y me gustaría celebrarlo viéndola brillar reflejada en tus ojos. He sido un minero a la busca de un corazón de oro. Necesito que alguien me ame todo el día. Triunfé en la ciudad y perdí mi grupo. Ví cómo la aguja se llevaba a otro hombre. Un día, de improviso, King murió. A veces te dejas llevar. Pero nuestros buenos momentos quedaron atrás y estoy condenado a moverme. Un día de estos me voy a sentar a escribir una larga carta a los buenos amigos que he conocido para agradecerles los buenos ratos pasados juntos."
En 1972, 'Harvest' le acelera la carrera y la velocidad de la aguja se lleva a quienes no van sujetos. Instintivamente, como acción de supervivencia, considera 'Heart of gold' como canción de mal agüero y deja de interpretarla. Ahora, en este concierto de reconciliación con los fantasmas del pasado, interpreta la canción, arropada por otras de 'Harvest moon' ("Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra", canta el tango 'Volver' que no siendo del repertorio de Neil describe perfectamente el motivo por el que aparecen canciones del disco editado con motivo del veinte aniversario de 'Harvest') y de 'Comes a time', disco relacionado con la guitarra que Neil está tocando en el concierto, instrumento musical símbolo de la sujeción que lo ha mantenido y lo ha traído hasta este instante y este lugar.
Neil Young (1968)
"Hay pisadas en el piso de arriba que no auguran nada bueno. Y hay un murmullo que proviene de la habitación y un destello de luz: ha llegado la vieja dama sonriente, todo parece estar en orden."
La canción de cierre, cierra el lazo del conjuro volviendo hasta unos meses después del inicio del segundo bloque: 'Neil Young' fue el primer paso discográfico del niño que quería seguir divertiéndose y en el que ya cantaba a la vieja dama sonriente, a quien había visto pasar junto a él y no será la única vez (en la película 'Year of the horse', 1997-Jim Harmush, se comenta: "a ver si podemos sacar un disco sin que se nos muera alguien por el camino").
Todo en orden
Rigor, intensidad, precisión, meticulosidad, pueden definir esta propuesta de Jonathan Demme que rezuma convencimiento por todos los lados que se quiera mirar, desde la puesta en escena hasta el cartel, obra de arte complementaria de la obra fílmica que con ese extenso cielo de matices dorados clama para que la película sea vista en pantalla grande, otorga un aura dorada a toda persona que se fotografíe ante suyo y confiere al DVD, sin duda alguna la madre del cordero de las ventas, el aspecto de auténtico lingote de oro capaz de brillar con lomo propio en la videoteca del seguidor de la obra musical de Neil Young, la fílmica de Jonathan Demme y, en general, del amante del cine hecho con cariño.
Cierto, constatable y encomiable: las cosas han cambiado pero el espíritu sigue aquí, entre nosotros, y, por ahora, todo en orden, gracias corazón de oro, el espectáculo puede continuar y el cielo puede esperar; hasta que la vieja dama sonriente tenga a bien.
Un saludo desde el teclado.
Los músicos | |
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En esta ocasión Neil Young está acompañado por:![]()
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Las canciones | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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![]() Soy un niño y lo seré un tiempo. No podéis concebir el placer que hay tras mi sonrisa (I'm a child, 1968-Last time around) Nota del cronista: La memoria no ha dado para que todas las canciones tengan comentario. Espero, en venideros visionados, poder rellenar los vacíos y completar los rellenos. Bloque primero (2005, Prairie wind):
Bloque segundo:
Créditos:
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El auditorio de Nashville empezó siendo el Union Gospel Tabernacle. Fue construido por Thomas Ryman, un juerguista capitán de barco fluvial que había venido en 1885 para alborotar y mofarse de los servicios religiosos que oficiaba en el centro de Nashville el reverendo Sam Jones. Pero la visita se saldó con una completa conversión y el capitán Ryman comenzó a financiar la edificación del Tabernáculo en 1889. A su muerte, el Union Gospel Tabernacle pasó a llamarse Ryman Auditorium por sugerencia del propio reverendo Jones.
Considerada una de las mejores salas de conciertos del Sur, el auditorio tiene una acústica casi perfecta y es utilizado por numerosos artistas. Sigue siendo también el templo de la música country; su veterano escenario tiene históricas "huellas de pisadas" de todas las estrellas de la música country desde los años 40 hasta los años 70.
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