miércoles, agosto 23, 2006

Garfield 2

Título original Año Estreno Dirección País Duración
Garfield: A tail of two kitties 2006 23 Agosto 2006 Tim Hill USA 80 min.

 

Hola, aloh.

El verano induce a la permisividad y ante la perspectiva del solano terrano imperante se plantea la alternativa de la fresca calma de una sala cinematográfica, a ser posible medio vacía para así reducir las probabilidades de que insumisos congéneres alteren la tranquilidad que la mágica luz proyectada sobre la pantalla nos induzca a imaginar, a soñar, a valorar la posibilidad de un giro, de un cambio, de un mundo al revés, en el que un Príncipe se convierta en Mundano y alguien de la calle, no en despectivo sino en genérico, un Mundano, se convierta en Príncipe y, de paso, haya quien se percate de que el 'artista' antes conocido como Príncipe no es quien se le quiere hacer parecer.

Garfield acepta el reto y, en esta segunda entrega, se ofrece a cubrir el objetivo antes mencionado. Tiene sus bazas: un simpático aspecto general y una socarrona mirada particular. Tiene su técnica: 'dos mejor que uno', así pues, dos gatos en pantalla. Tiene su estilo: el título original menciona el número dos, no como segunda parte sino como una cola de dos (por estos lares parece que no se está por el estilo y la técnica, de modo que el título original ha quedado en un anodino y previsible 'Garfield 2'). Tiene su táctica: está claro que Garfield es amigo del productor y se ha asegurado que nadie le haga sombra, ni animal ni humano, de modo que él sea el centro de la acción, de la animación y de la actuación; una especie de 'Gato Sol' en torno al cual giran el resto de personajes, casi todos prescindibles, en una trama previsible orientada a justificar la presencia de los dos entes mininos sin provocar bloqueos neuronales ni producir soñolienta bajada de párpados en quien la esté siguiendo. Tiene su objetivo: todo por y para los dos artistas mininos de la función, Garfield y el antes conocido como Prince. Tiene su esencia: con tal de acompañar a su dueño a Londres, no duda en escaparse de la residencia de mascotas y en vaciarle la maleta para ocuparla él. Tiene su gracia: es cuestión de verlo con buenos ojos.
 

Un saludo desde el teclado.