Crosby & Nash: C&N, todavía jóvenes


Mi amigo guionista me avisó, por "e-milio", del concierto de Crosby&Nash en el Palau de la Música, previsto para el jueves 17 de Marzo de 2005. A veces, al abrir el correo uno se encuentra con noticias que le animan y le hacen consultar la agenda con ilusión.
Una vez confirmada la disponibilidad para el día del concierto pasé a la cuestión de las entradas. El patio de la venta de entradas por internet aparecía tranquilo y en calma. Conforme consultaba las diversas secciones del Palau aparecía el distintivo de 'entradas disponibles'. Otro cantar era el precio. Tras limpiarme las gafas y pasar una gamuza sobre la pantalla del PC descarté que tuviera problemas de visión, lo cual me tranquilizó por un lado pero me produjo un tic nervioso en la mano derecha que la mantuvo haciendo círculos con el ratón sobre el precio de las entradas de anfiteatro durante un buen rato. Superada la sorpresa inicial, el instinto de negociación se abrió paso y me permitió entender que había un rango de precios que iba desde los 30, con un cartel informativo que proclamaba 'sin visión', hasta los 72 euros del anfiteatro y otras selectas ubicaciones.
Finalmente, el potencial cuarteto de asistentes quedó estabilizado en el dúo originario de la convocatoria, mi amigo guionista y este cronista, y la opción de compra, en ventanilla de una caja de ahorros con servicio de tele-entradas, se plasmó en unas localidades en el segundo piso, fila 16, asientos 16 y 18, al precio de 36 euros cada una que, al menos en mi caso que es el que conozco, fue sufragado mediante una acción depredadora sobre el fondo de ahorro para el cambio de sofá.
El Palau de la Música Catalana está considerado como uno de los máximos exponentes del Modernismo y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Todo parece indicar que los promotores del concierto habían buscado un marco en consonancia con los concertistas para que todos los presentes, músicos y público, pudieran celebrar la primera actuación de C&N en Barcelona desde que en 1969, junto con Stephen Stills, editaron 'Crosby, Stills & Nash'. Los artistas, con motivo del 'European Tour 2005', nos levantaban la cuarentena y actuaban en San Javier, Málaga, Barcelona, San Sebastián y Madrid. De nuevo, cambios al cabo de cuarenta años.
Comidos, bebidos, renalmente aliviados y pertrechados de unos binoculares, que compartiríamos para poder acercarnos visualmente al escenario, nos dispusimos a ocupar nuestras localidades en cuanto se abrieron los accesos a la sala. Una vez localizados nuestros asientos procedimos a integrarnos en la estructura del edificio, dado que la separación entre asientos y entre filas es tan escasa que uno pasa a formar parte de la ornamentación de la sala. La espera no se hizo notar pues estuvimos entretenidos observando la sala (maravillosa), el escenario (poblado de guitarras de todo tipo y forma), hablando sobre cómo podía ser el concierto (acústico o eléctrico) y el repertorio (no habíamos oído nada del último disco, editado el pasado año 2004, y no teníamos idea de cómo combinarían las desconocidas nuevas canciones con las emotivas antiguas conocidas).
David Crosby (guitarra y voz), Graham Nash (guitarra, voz y piano), James Raymond (teclados), Dean Parks (guitarras), Steve Distanislao (batería) y Andrew Ford (bajo) se arrancaron con un 'Military madness' enchufado a tres guitarras eléctricas que encendió los ánimos de los presentes y dejó claro que los instrumentos sonaban afinados, que las voces seguían estando armoniosamente conjuntadas y que los artistas mantenían el espíritu contestario. Al terminar la canción, Graham Nash comentó que en esta gira europea empezaban los conciertos con esta canción como reafirmación de que ellos son de la otra América. A continuación se subieron a 'Marrakesh Express' y nos pasearon por 9 discos ofreciendo, junto con sus correspondientes introducciones que tampoco tenían desperdicio, un total de 25 canciones, 9 de las cuales fueron de su último disco, motivo y excusa para recorrer nuevamente los escenarios, y gracias al cual pudimos disfrutar de un emotivo y musical concierto.
C&N comentaron, a poco de iniciado el concierto, que estaban fascinados por el Palau, que era la mejor sala en la que hubieran tocado en su vida. Esta fascinación también se refleja en las fotos oficiales de la gira, en las que el Palau aparece como uno más, aunque desgraciadamente resultan demasiado oscuras para apreciar los detalles. Además de esta confesión artística, Crosby también aprovechó para inculcarnos, en más de una ocasión, y más en broma que en serio, que "necesitábamos su último disco" ('you need this record'). No dejaba de ser una manera de indicar que se trataba de una canción nueva.
Las canciones se fueron sucediendo entre charla y charla de C&N, momento que los ayudantes aprovechaban para entrar y sacar las guitarras o, si procedía, el piano de Nash. Visto desde la grada, cada canción levantaba expectación por el discurso introductorio, por los cambios de instrumentos y, sobre todo, por conocer cual había sido la elegida. Acabada 'Cathedral', Crosby presentó a los músicos que les acompañaban en el escenario y llegado al guitarrista Dean Parks confesó: "mi disco favorito es 'Aja' de Steely Dan". Ese comentario se me pegó al oído, por una de esas coincidencias había ido oyendo 'Aja' en el coche camino del concierto, y pensé que la aportación de Parks al sonido de las guitarras venía a resultar una especie de '3 en 1' que fluidificaba los tímpanos y agilizaba las articulaciones del recuerdo. No era el momento ni el lugar para reproducir el pasado y además hubiera sido visualmente anacrónico.
Tras 'Déjà vu', anunciaron que se retiraban unos minutos y que volverían para un segundo bloque de canciones. Al encenderse las luces se evidenciaron las peregrinaciones hacia los lavabos. El vecino de mi derecha, tras preguntarme si podía dejar la mochila en su silla, se marchó a estirar las piernas. Nosotros nos quedamos sentados pues, curtidos como estábamos en las maratonianas sesiones de cine amateur de nuestro pueblo (de esto hace ya muchos años, pero me gusta referirlo), nos considerábamos sobrados para seguir a lo que viniera. En estas que mientras coméntabamos el bloque de doce canciones que habíamos degustado pasó por delante nuestro un amigo al que hacía tiempo que no veíamos. Tras llamar su atención, se acercó hasta nosotros y nos dijo que venía desde las gradas que había sobre el escenario para estirar un poco las piernas, alegó que no quería padecer el síndrome de la clase turística (en su caso, temor justificado porque dada su estatura debía estar hecho un auténtico cuatro en su asiento), y también en parte porque, debido al paso del tiempo, había visto reducida su autonomía entre visitas al urinario ('cosas de la edad', resumió). Nos despedimos hasta la próxima, si bien con posterioridad y sentado en el sofá de casa llegué a la conclusión de que hacía cerca de 20 años que no habíamos coincidido los tres. No es un hecho casual que, en el segundo bloque, C&N interpretaran 'Wasted on the way', sino más bien un aviso a navegantes en activo.
En estas volvió el vecino. Nos agradeció que le hubiéramos vigilado la mochila y nos comentó que había estado por el anfiteatro intentando sacar alguna fotografía del escenario porque desde nuestra ubicación la definición visual era muy baja. También comentó que los altavoces ubicados en el segundo piso, junto al escenario, eran insuficientes para alimentar nuestros oídos; que deberían haber puesto altavoces en nuestra zona porque quedábamos muy alejados de los existentes. De hecho, el bajo se veía pero no se oía y el batería llegaba atenuado en los graves. Las guitarras, los teclados y las voces llegaban con nitidez cuando cantaban pero no cuando hablaban (esto, de paso, sirve de excusa para salvaguardar mi inglés conversacional básico).
El segundo bloque de canciones lo iniciaron con 'Live on (the wall)', nuevamente una reflexión sobre el sin sentido de la guerra, y dió cabida a 10 canciones antes de los bises. El sonido pareció que había mejorado, quizá porque tras el descanso todo el mundo estaba más relajado y la distensión incrementaba la percepción musical.
"Corren malos tiempos para los cantantes como nosotros en este mundo de 'Britney Spears'" (en inglés), comentó Crosby durante la introducción de 'Milky Way tonight'. Este mundo, que no es lo que parece y que está cambiando cada día, también está afectando a los promotores de los conciertos, y, en particular, a los autóctonos. Cuando ya parecía superada la etapa de la 'inmersión lingüística', --"Bona nit, Barcelona" (en catalán) fue lo primero que dijeron al salir al escenario, indudablemente aleccionados por la organización,-- aparece en el horizonte, dispuesto a echar por tierra todo buen concierto que se precie, el tormentoso nubarrón del 'hecho diferencial'. Como muestra un botón. Ocurrió durante la presentación de 'Delta', nuevamente Crosby estaba introduciendo la canción y comentaba que "estaban muy contentos porque era la primera vez que actuaban en España y, concretamente, en Barcelona debido a la recomendación expresa de Jackson Browne". Durante la disertación, en inglés, insertó 'España' en vez del esperado 'Spain' lo que provocó un murmullo reprobatorio que fue ascendiendo, en origen y en nivel acústico, desde el anfiteatro para cortarse casi de raíz en cuanto Crosby nombró 'Barcelona', que sonó como en catalán. Así las cosas, el abnegado esfuerzo de Jackson Browne por promover la ciudad quedó deslucido durante el reconocimiento verbal de David Crosby debido a que, según una parte del público, cometió un desliz rayano en lo político. Una parte del público que puede que sepa inglés pero que no tuvo a bien entender, ni mucho menos considerar, lo que se les estaba diciendo desde el escenario, sobre todo teniendo en cuenta que Crosby tuvo la educación de no explicar porqué no habían actuado por estos lares hasta la fecha. En este mundo de 'Britney Spears' en contínua expansión, para la próxima vez que pasen por Barcelona ya me imagino a los promotores del concierto, una vez les hayan inculcado lo de 'Bona nit, Barcelona. Estem molt contents de ser aquí' (inmersión lingüística), aconsejándoles que mejor, tanto aquí como en el resto de comunidades del territorio nacional, utilicen 'your country' o 'your beautiful country', referencia eufemística con la suficiente ambigüedad para no herir susceptibilidades (hecho diferencial).
Remataron el segundo bloque de canciones con un eléctrico 'Wooden ships' a tres guitarras, valor seguro desde 1969 tanto en el aspecto musical como en su alusión a todos los que se siguen embarcando en una patera en busca de un inseguro destino. A continuación entraron en el apartado de los bises, 3 canciones, que completaron con 'Teach your children', no sé si a consecuencia de las insistentes peticiones por parte de algunos asistentes o porque lo tenían previsto como cierre de un concierto que abierto con una reseña a la locura militar --'Military madness'--, que cual gripe mutante va apareciendo periódicamente y extendiéndose cual epidemia, y retomado con una reflexión sobre todos los que han caído en las acciones militares --'live on (the wall)' concluye con el mensaje de que el pasado es sólo un adiós y que la mejor manera de encarar el futuro es enseñando adecuadamente a nuestros hijos. Sin embargo, en este mundo 'Britney Spears' diferencial y eufemístico, corren malos tiempos para estos mensajes y, por extensión, para sus mensajeros.
Mi amigo guionista comentó después del concierto: "Me ha quedado un buen recuerdo de ayer noche, un más que agradable 'evening' con C&N. Y con la especie de sorpresa de reencontrar a unos viejos amigos a quienes nunca pensé que vería, especialmente al Crosby, que mucho hace ya con seguir vivo ¿cómo lo debe llevar eso de no haber muerto, con la de ocasiones que debe haber tenido a mano?". Interesante apreciación la de mi amigo guionista, no tan sólo por considerar a los artistas como 'viejos amigos' a raíz de los muchos momentos compartidos con su música sino porque al preguntarse '¿cómo lo debe llevar...? denota que lo de 'viejos amigos' se puede escribir sin comillas, dado que este tipo de cuestiones se plantea llegada a una cierta edad enclavada en el tramo de esos cambios que acostumbran a producirse cada cuarenta años. Y yo también me aplico el comentario.
Parece como si la música nos confundiera y la melodía difuminara el mensaje. Sin embargo, el artista con solera estructura la canción como si fuese un edificio que ha de resistir tanto los avatares de los tiempos, cronológico y atmosférico, como la interpretación que de ella haga el oyente. A los 36 años de la edición de 'Almost cut my hair', Crosby la cantó nuevamente con el cabreo de quien por poco se corta el pelo por el qué dirán y a la vista está que todavía lo tiene. En 'Long time go', señaló cómo es necesario denunciar el sin sentido (sobre todo el militar, había apostillado Nash al comienzo del concierto), pero que mejor no salir elegido porque entonces te has de cortar el pelo. Oído lo anterior en el Palau, interpreto que mientras pueda cantar y expresarse con la guitarra tiene cuerda para rato pues simplemente hace lo justo y necesario para permanecer al margen, para no ser elegido.
Con los acontecimientos y planteamientos descritos, el concierto se convirtió en un encuentro de antiguos amigos, tanto en la platea como en el escenario, resultando agradable, satisfactorio, emotivo y, sobre todo, musical, armoniosamente musical.
Nos cabe soñar con un próximo encuentro en 'El Auditori' donde puedan estar CSN o, mejor aún, CSN&Y. Y que podamos asistir.
Crosby & Nash, still young.
Un saludo desde el teclado.
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De izquierda a derecha: Steve Distanislao (batería) Dean Parks (guitarras) Graham Nash (guitarra, voz y piano) David Crosby (guitarra y voz) James Raymond (teclados) Andrew Ford (bajo) |
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