jueves, abril 28, 2005

Steamboy

Hola, aloh.
 

Ma��ana despejada de diciembre.

 D��a 6. 12:30.

  Cola de espera.

   Sitges-04.

El Auditori ofrece su pantalla para el retorno de uno de los m��s influyentes autores de manga -c��mic japon��s- y 'anime' -animaci��n japonesa- desde que en 1988 hiciera la versi��n cinematogr��fica de su popular y apocal��ptico c��mic 'Akira'. Una despejada ma��ana de diciembre, Sitges-04 presenta en el Auditori 'Steamboy', de Katsuhiro Otomo.

El vapor propici�� el despegue de la revoluci��n industrial y ha catapultado, cual lanzadera de portaaviones orientado contra el viento, el avance tecnol��gico que ha permitido el despegue de todos los ingenios volantes, terrestres y mec��nicos habidos y por haber. No es de extra��ar que la esencia de la energ��a ilimitada quepa en la bola met��lica, la 'steamball'. Katsuhiro Otomo se aplica el cuento y, a partir de una idea sencilla y concentrada en una tr��ada de personajes, abre la v��lvula que libera la ilimitada energ��a creativa contenida en su imaginaci��n dando como resultado un 'anime' monumental y apabullante de cuidada est��tica industrial que cuenta a su favor con elementos que le confieren caracter��sticas de espect��culo fascinante: trazo agradable, animaci��n elaborada, fondos meticulosos y una bell��sima ambientaci��n que no repara en la recreaci��n de las ciudades de Manchester y Londres de finales del siglo XIX. Por contra, ofrece una duraci��n desmedida (126 minutos) para una historia esquem��tica que se alarga como el chicle (quienes opinaron que el final de 'Akira' era un exceso... ��qu�� podr��n decir de los 45 minutos que dura el final de 'Steamboy') y unos personajes unidimensionales, esquem��ticos y t��picos con los que es dif��cil sentir empat��a. Cara y cruz de la moneda 'anime' que en mi caso qued�� del lado cara.

'Steamboy' puede interpretarse m��s all�� del vapor mec��nico. Es f��cil trasladar la 'steamball' a nuestro tiempo. En vez de et��reo vapor contiene las intangibles ideas creativas que confieren energ��a ilimitada a la cada vez m��s tecnol��gica maquinaria del cine. Katsuhiro Otomo ha procedido a colocar el m��gico recipiente en una historia y ha dejado ir la energ��a contenida en su interior para que active los engranajes de las t��cnicas de animaci��n. Pero, no se sabe si de forma controlada o incontrolada, ha llevado el ejercicio hasta el extremo de manera que la v��lvula de aguante (de este cronista) lleg�� a marcar un m��ximo ante la diferencia de presi��n que se produjo en el punto de medida (la butaca) llev��ndole a pensar que el mecanismo resultante del arrebato de creatividad, realimentando la forma por la forma y atenuando el fondo, iba a acabar desboc��ndose m��s all�� del control del artista.

En la guerra establecida entre la creaci��n y la industria, Katsuhiro ha dado vapor a un elaborado engranaje animado de m��s de dos horas y los distribuidores han respondido, al menos en Barcelona, releg��ndolo a una sala discreta, peque��a y sin opci��n a versi��n original. No me extra��ar��a que Katshuiro abriera a��n m��s la v��lvula y diera m��s vapor, si es que tiene otra oportunidad de acercarse a la v��lvula de un estreno.

Un saludo desde el teclado.