sábado, diciembre 31, 2005

El jardinero fiel

Hola, aloh.
 

Mi cine preferido estaba preparado para el fin de año: la última sesión del día era a las 18:45 para que así todos pudieramos disponer de la noche. Día especial, horario especial.

Mi taquillera favorita despachaba las entradas con una sonrisa en los labios. Junto a ella estaba la que a menudo es tomada por su hermana (evidentemente sin serlo). "Venga id subiendo que está a punto de empezar y hay que verla desde el comienzo", dijo mientras le quitaba a mi taquillera favorita el dispensador de entradas. "Hala, hala, desfilando. Ya me quedo yo", completó. Dado que ya la había sacado de la silla, mi taquillera favorita se avino a subir. Han sido contadas las veces que ha podido ver una película desde su comienzo y, en mi caso, podría contar con los dedos de una mano, y me sobrarían dedos, las películas que hemos podido ver juntos desde su comienzo. Horario especial, ocasión especial.

Con el horario adelantado que llevábamos no íbamos provistos de bocadillo, de modo que la película iba a tener un sabor diferente, más como espectadores que como 'trabajadores'. Ocasión especial, sabor especial.

En estas fechas se mira mucho lo que se hace último y primero. 'El último anuncio del año viejo' y 'El primer anuncio del año nuevo' son hitos económico-psicológicos en la competitiva televisión. El jefe no quería quedarse al margen, ni del factor psíquico ni del pecuniario, y había programado para la ocasión 'El jardinero fiel' de Fernando Meirelles. Día especial, película especial.

Le tenía ganas a la película, basada en la novela de mismo título de John Le Carré. Antaño fui lector de las obras de Le Carré pero últimamente había estado desconectado de su producción literaria. La película, alternativa a no haber leído su novela, me planteaba sensaciones dispares: el cartel me desconcertaba (por no decir que me dejaba indeferente) y, en cambio, el título me atraía (lo encontraba de lo más sugerente).

La novela está dedicada a una activista apasionada e incansable llamada Yvette Pierpaoli, miembro de Refugiados Internacionales, una pequeña pero activa organización americana creada en 1979, que ha participado dando asistencia a los refugiados en conflictos por todo el mundo y que el autor describe como una mujer "que vivió y murió porque le importaba la vida". Esta mujer, que conoció al novelista a finales de los años setenta, se esforzó para convencerle de que ayudara a su causa con una novela. En 1999, cuando tenía 60 años, Yvette Pierpaoli, sus dos asistentes y el conductor murieron en un 'sospechoso' accidente de coche en Albania cuando se dirigían a un campo de refugiados en Kosovo. A raíz de su muerte, John Le Carré plantea su novela como un homenaje al trabajo de las personas que denuncian la extorsión global de gobiernos y empresas.

'El jardinero fiel' es un activista combinado activo de aventura, problemas sociales y emociones que abre la pantalla para denunciar los manejos ('mamoneos' y mangoneos) de la industria farmacéutica y de la política en los llamados 'jardines extranjeros', Kenya en concreto, con la romántica historia de amor de un hombre casado con una mujer más joven que él y de la que realmente se enamora mientras indaga las extrañas circunstancias que la condujeron a la muerte.

Fernando Meirelles se torna en alquimista visual y prepara una cinematográfica poción con cámara al hombro, coloradas y coloridas escenas africanas, estáticas y grises estampas europeas que entran por los ojos y acaban golpeando en lo más hondo: "¿Hay alguien ahí?. ¿Sientes algo?".

El guión de Jeffrey Caine mantiene el planteamiento no lineal de la novela aplicando la técnica del "flash-back" contextual (el espectador tiene que ir deduciendo si lo que está viendo es presente o pasado pero las imágenes ayudan perfectamente a ubicar temporalmente la acción) que refuerza el ambiente de falsas apariencias que viven los personajes y mantiene la intriga sin sacrificar la historia de la maduración amorosa ni el contenido temático soterrado.

Los personajes cobran vida.

La música de Alberto Iglesias completa la orquestación.

La pantalla ora es vívaz película, ora es documental vívido; ventana abierta a las emociones y agria denuncia sobre el imperante exceso de intereses.

En la butaca, mi taquillera favorita y este cronista no nos movíamos: ojos bien abiertos para no perder detalle y oídos bien desplegados para captar el más leve matiz. Un hoyo de golf puede dar mucha información sobre lo que ha ocurrido y va a ocurrir. 'Deberías haberlo pedido menier', dicho ante un plato de lenguado a la plancha con manchas negras flotando en el jugo es más una recriminación diplomática que gastronómica (que explica el que le hayan retirado el pasaporte con la excusa de que 'se han dado casos de falsificaciones en pasaportes diplomáticos' --diplomáticos que no se han comportado como se esperaba de ellos--). O la corruptela que se percibe tras el ofrecimiento 'ayúdenos a ayudarle', invitación a una taza de té keniata auspiciada por la sombra de un satélite de comunicaciones sobre la plaza del mercado local, terreno en el que se mezclan los instintos más ancestrales con los avances tecnológicos más actuales bajo el paraguas del interés más interesado.

Particularmente me impactó la narrativa de la historia y precisamente me lo desveló mi taquillera favorita. Tras la muerte de su mujer, el protagonista concoce a una apasionada joven en una conferencia. Mi taquillera favorita empezó a hacer comentarios al respecto... pero había algo en las imágenes que me llevó a llamarla a paciencia: "No sabemos el tiempo y el lugar de lo que estamos viendo, no juzguemos" (lo dije inspirándome en aquella frase de 'Apocalypse Now': 'Mátame si has de hacerlo, pero no me juzgues... el juicio nos debilita'). En estos tiempos de ponzoña informativa y crispación divulgativa que estamos viviendo hemos de ir con cuidado para no precipitarnos en nuestras opiniones sin haberlas contrastado y razonado previamente, porque somos blanco fácil de quienes nos quieran llevar al huerto de las falsas apariencias. Hay muchos jardines en flor que necesitan abono, muchos votos que captar.

Al día siguiente, un año después por unas horas mediantes, volví a mi cine preferido decidido a darle un segundo visionado a la película. El día anterior había quedado tan impactado que quería verla mas detenidamente, más fríamente. Mi taquillera favorita estaba más repuesta ya que, sensible como es ella, se había visto muy afectada por todo lo que había visto. La trama cavernícola de las multinacionales farmacéuticas sin escrúpulos no deja de ser una ficción pero en mi cine preferido todos estábamos convencidos de que en este caso, farmacéutico, se cumple aquello de que 'la realidad supera a la ficción'.

Una casa con jardín es lo más normal (atención, importante, para quien pueda tener casa y jardín, claro está). Sin embargo, el jardín es un hábitat natural y no todos sus pobladores están en sintonía con el criterio del propietario; por ello nadie se extraña si el jardinero fumiga insectos indeseados, recorta los brotes del seto que han osado ir más allá de la línea estipulada o hace injertos para mejorar el aspecto del jardín. Según esto, 'El jardinero fiel' plantea si es necesario que haya ciertos jardines... porque ya se sabe que "Sin jardinero no hay jardín". Si lo anterior es demasiado floral, 'El jardinero fiel' plantea que el mundo necesita más activistas, empezando por nosotros mismos.

Un saludo desde el teclado.

El título

'El jardinero fiel' se puede descomponer para así obtener un significado esmeralda más allá de los buques. También incluyo unos apuntes referenciales a los múltiples jardineros, todos ellos fieles, que he encontrado en la película.

jardinero, ra: Persona que por oficio cuida y cultiva un jardín.

  • jardín: Terreno donde se cultivan plantas con fines ornamentales.
  • jardín: Retrete o letrina, especialmente en los buques.
  • jardín: Mancha que deslustra y afea la esmeralda.

fiel: Exacto, conforme a la verdad. (John Le Carré, el autor en memoria de la apasionada e incansable Yvette Pierpaoli.)
fiel: Que tiene en sí las condiciones y circunstancias que pide el uso a que se destina. (Fernando Meirelles, el director que ha rodado con maestría.)
fiel: Que guarda fe, o es constante en sus afectos, en el cumplimiento de sus obligaciones y no defrauda la confianza depositada en él. (Justin Quayle, el personaje protagonista a la búsqueda del amor de su mujer.)
fiel: Encargado de que se cumplan con exactitud y legalidad ciertos servicios públicos. (Sir Bernard Pellegrin, el jardinero mayor del jardín extranjero que todos queremos tener sin preguntarnos demasiado cómo se consigue. Una manera indirecta de primar más la exactitud que la legalidad.)
fiel: Aguja que juega en la alcoba o caja de las balanzas y romanas, y se pone vertical cuando hay perfecta igualdad en los pesos comparados. (El espectador. Que cada cual saque sus conclusiones.)