sábado, noviembre 06, 2004

Crimen ferpecto

Hola, aloh.
 

Para poder ver la última película de Alex de la Iglesia, ya se plantea un diálogo con sonrisa oculta:

  • Hola. X entrada(s) para "Crimen ferpecto"; dice uno al conseguir llegar a la taquilla.
  • x para "Crimen ferpecto"; confirma la taquillera mientras teclea en el ordenador que asigna las butacas.
  • El anterior diálogo se mantiene en complicidad, pues ambas partes procuran no cometer el error de decir "perfecto".

    Alex de la Iglesia es uno de los pocos directores que disfruta haciendo cine para que el público disfrute viendo cine. Sus películas son comics en cinemascope en donde todo es posible si contribuye a la diversión general. No son historias de la Marvel, son viñetas que bien podrían ser de Francisco Ibañez o de Escobar. "Crimen ferpecto", se ciñe a lo anterior.

    El título ya es un avance de lo que va a seguir una vez iniciada la proyección, un tebeo cinematográfico de cine negro con ramalazos de humor entre lo macabro y lo negro que acaba dejando un sabor agridulce porque los personajes sobreviven a base de ir un poco pasados de rosca.

    La película despega como si de un cohete se tratara. Cuando uno se quiere dar cuenta ya está en órbita. Ha abandonado el mundo real y se encuentra en el mundo ficticio de la pantalla. El director ya se encarga de exagerar las situaciones y así poder lanzar puyas a diestro y siniestro sin que nos podemos dar demasiado por aludidos. Es como cuando al poner una inyección te dan un cachete para disimular el pinchazo. En pantalla, mientras tanto, la selva laboral en acción: guapos, feos, ambiciosos, cazadores y presas. En fin, lo cotidiano.

    En una de las historias de Asterix, cuando pillan una cogorza sueltan "Ferpectamente" como muletilla para mantener el equilibrio y no caer al suelo. Así ocurre también en la película. La aparición de la palabra "ferpecto" marca el momento en que el empuje de los motores desaparece y la acción queda dando vueltas en torno a la idea madre.

    Finalmente, la historia despega ligeramente cuando se pone en marcha el plan para el crimen perfecto.

    El broche lo pone la música de los títulos de crédito, a ser posible, con el volumen alto; cual rúbrica de Alex de la Iglesia.

    La película podía haber sido perfecta; pero, queda en ferpecta. Ahora bien, ¿es un error no ser "perfecto"?.

    Un saludo desde el teclado.