lunes, diciembre 06, 2004

¿Bailamos? (Shall we dance?)

Hola, aloh.
 

Como siempre, me quedé sentado mientras iban desfilando los créditos de final. Me gusta apreciar la cantidad y diversidad de gente que ha participado en la película, oír la música de los créditos y curiosear entre ellos en busca de la confirmación de algún nombre en el reparto o de alguna colaboración en la banda sonora. Cuando la pantalla quedó en su blanco natural abandoné la butaca y bajé al vestíbulo. Allí me encontré a todas las féminas del cine en animado corrillo ante el pasquín anunciador del próximo programa: "Shall we dance? (¿Bailamos?)". El cartel indica que está dirigida por Peter Chelsom y que el triángulo protagonista está formado por Richard Gere, Susan Sarandon y Jennifer López quienes aparecen reproducidos en floreciente ramillete de bustos en la parte superior mientras que bajo ellos, bailando sobre un horizonte de edificios, se recortan las figuras de Gere y López en una pose de baile clásico.

 

Me acerqué con las orejas bien dispuestas a captar los comentarios que se cocían en tan populoso puchero:

"Esta sí que estará bien", sentenció mi taquillera favorita.

"Pues he oído decir que no piensa teñirse las canas", añadió la señora del bar en clara referencia a la nevada cabeza de Richard Gere.

"Que haga lo que quiera, que estará bien hecho.", apuntilló la acomodadora.

Mi presencia no pareció afectar a los comentarios que bullían en animada conversación. No obstante, fui enviado a comprobar si una de las puertas más alejadas estaba cerrada. Como buen jugador de póquer acepté el envite, aún a sabiendas de que era un órdago para alejarme del corrillo. Mientras me acercaba a la lejana puerta cerrada pude oír "Ahhh, ¿os habéis fijado qué culito tan resultón tiene?". Lo de menos es quien hizo el comentario, lo indiscutible es que no se refería precisamente a Jennifer López.

"Shall we dance? (¿Bailamos?)", de Peter Chelsom, es una puesta al día o 'remake' de la película japonesa "Shall we dansu?", escrita y realizada en 1996 por Masayuki Suo.

Todos, y todo, para y por, el baile de salón. Una auténtica terapia personal y de grupo que traspasa la pantalla y se proyecta sobre los espectadores que se acaban planteando si el inscribirse en una academia de baile de salón puede ser una buena alternativa a las sesiones de 'Tai Chi' o a la navegación en internet.

En la sala se apreciaban murmullos que eran como el ronroneo de un tigre satisfecho cuando se le rasca suavemente la nuca. Las escenas de baile de Richard Gere incrementaban el ronroneo general y su aparición, en unas escaleras mecánicas, vestido de baile con una rosa entre los dedos estuvo a punto de provocar desmayos generalizados a juzgar por los suspiros que, sin ser de la banda sonora, se oyeron sobrepuestos al sonido ambiente.

Acabada la película, mi taquillera favorita comentó: "Qué bonita. Ya era hora de ver una película agradable porque últimamente llevábamos una racha...". Y mientras bajaba hacia la taquilla iba comentando escenas con el público que también abandonaba la onírica sala de proyecciones para volver a la fría noche de diciembre que aguardaba al otro lado de las cristaleras del cine.

¿Es todo?
Sí, es todo. El resto depende de uno mismo.

Un saludo desde el teclado.