miércoles, junio 29, 2005

La guerra de los mundos: ... de repente cayó la tapa

El parque Horsell y el Rayo de fuego (Fragmento de 'Versión musical de la guerra de los mundos' (1978), de Jeff Wayne)
 

Narrador:

A la mañana siguiente, me acerqué nervioso, con las manos inquietas en los bolsillos hacia el parque. Al acercarme, me asombró cómo una multitud se apiñaba hipnotizada por el desenroscamiento del cilindro, en ese preciso momento, asomaban ya más de sesenta centímetros de un tornillo brillante, cuando ... de repente.. cayó la tapa. Dos ojos como discos luminosos asomaron por el borde. Una gran masa redonda, viscosa, reluciente, mayor que un oso, emergió lentamente. Su boca sin labios temblaba y babeaba, y unos tentáculos como serpientes se retorcían mientras la torpe mole jadeaba palpitante.

Unos jóvenes se acercaron cautelosamente al cráter, donde sin esperarlo, se sintió un largo embudo y un invisible rayo abrasador saltó de hombre en hombre, y con un enorme resplandor los convirtió en llamas. Al instante, la vegetación se hizo antorcha al contacto con aquel fantástico y salvaje "Rayo de Fuego".


 

Hola, aloh.

Expectación en mi cine preferido ante el estreno de la película.

Sin embargo, en el vestíbulo, no había una multitud apiñada. Nervioso, cual productor cinematográfico, me acerqué a la taquilla con las manos inquietas ocultas en los bolsillos del pantalón. Mi taquillera favorita comentó que posiblemente habría quien ya la hubiera visto en DVD, pirata por supuesto, porque esto de internet es un agujero sin fondo. Por otro lado, la película era panorámica, nada de cinemascope, en detrimento de la espectacularidad visual. ¿Cómo era posible que Spielberg, de nuevo, hubiese hecho una película en panorámico?. ¿Estaría, acaso, "conchabado" con los distribuidores de cine por cable y en DVD?. ¿A qué venían unos marcianos cuando podía haber sido Indiana Jones?. Dudas que la baja afluencia de público no hacía más que avivar, como un fuelle de herrero aplicado al corazón de una fragua. De entrada, un miércoles de finales de Junio no era, quizá, el día más propicio para que la gente se arremolinase en apretada cola a las puertas del cine pero, por otro lado, tampoco hubiera estado nada mal que hubiese ocurrido. Quien sí había venido, cómo no, era el controlador de la casa distribuidora.

Mi taquillera favorita no fue la única en hacerse preguntas sobre la película. Yo mismo, me planteé algunas. Plantearse una cuestión con fundamento es casi más importante que la respuesta correcta a la misma; no obstante, no descansamos hasta encontrar una respuesta que nos satisfaga y si, además, encaja en el conjunto, entonces mejor lo celebramos antes de que algún agente externo nos la chafe.

¿Porqué la guerra?. En 1898 H.G. Wells escribió la novela con los ojos puestos en el imperialismo colonial británico. Orson Welles la adaptó radiofónicamente una noche de 1938 con las antenas puestas en el incipiente nazismo. Byron Haskin la puso en pantalla grande en 1953, con unos marcianos de 'cartón piedra y tubos de caucho' enfocados sobre la amenaza comunista parapetada tras el frío telón de acero. Puede que en 1978, el músico Jeff Wayne tan sólo quisiera hacer una versión musical de la guerra de los mundos pero consiguió que al rebufo de la narración de Richard Burton (en la versión española, el narrador fue Teófilo Martínez; una voz que dejó huella en el recuerdo de quienes oímos el disco) y de sus sintetizados 'Ullllaaaaahhhhh' se repusiera la película de 1953 con un cartel remodelado y adaptado a la carátula de su doble álbum, de modo que un numeroso grupo de ingenuos imberbes, entre ellos este cronista, pasara religiosamente por taquilla para ver una película sin otra relación con el disco que la fuente inspiradora. Así las cosas, ¿porqué Steven Spielberg ha realizado una adaptación de tan versionada, y por extensión conocida, novela?. La respuesta por pantalla. Tras una introducción básica de personajes, de nuevo los marcianos han desplegado sus máquinas de guerra y el abrasador "Rayo de fuego" vuelve a barrer la superficie terrestre vaporizando a quien se pone a su alcance. Esta vez no han llegado desde Marte sino que unas descargas eléctricas han despertado las células terroristas que se hallaban enterradas bajo las ciudades, resultando demonios, polvo y ropa volando por doquier.

¿Porqué en panorámico?. Una película de marcianos y con unos efectos especiales espectacularmente reales ha quedado contenida en una relación de aspecto de 1.85:1 (panorámico), lejana del ratio 2.35:1 (cinemascope) de su no tan lejana 'Minority Report' (2002, también con Tom Cruise de protagonista). Spielberg sabrá los detalles del porqué pero salta a la vista que en el estreno del día 4 de Julio quería ofrecer unas imágenes realistas tan cercanas en el recuerdo de los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2001 como próximas, por formato y aspecto, a las que cualquier espectador sentado en la butaca del cine podría obtener con su cámara HandyCam llegado el caso; tal y como ocurre en una de las escenas.

¿Porqué la escena del sótano con Tim Robbins?. En una película de aventuras, en plena huida entre vaporizados congéneres y vehículos militares convertidos en ardientes teas nada como un claustrofóbico encierro de 20 minutos en un sótano, con una concienciada y desvariada mente dialogante tocada con una capucha que le confiere un aire de superman de bajos vuelos, para que el ritmo de la película entre en estado vegetativo. Sin embargo, la escena es clave por varios motivos:

    1. La aventura se convierte en paranoia, una locura acrecentada por la desesperación del encierro forzado, por la oscuridad del sótano y, no lo olvidemos, por el oclusivo encuadre que ofrece el formato panorámico.
       
    2. Se requiere tiempo para que el protagonista cambie su actitud y su comportamiento ante las circunstancias en las que está contra su deseo. Este cambio de trayectoria, de aparente aventura a choque frontal con toma de conciencia, desvela el verdadero objetivo de la película. La guerra de los mundos se entabla en el sótano, entre los dos personajes adultos, dos mundos con puntos de vista diferentes, dos actitudes opuestas ante una situación exterior que es más un exterminio que una guerra.
       
    3. La presencia de los marcianos, previa constatación de que no corren riesgos, curioseando por el derruido sótano a modo de conquistadores que se atreven a pisar el terreno ganado al enemigo para hacerse una idea tangible de lo que han conseguido con su acción militar es una imagen habitual en los noticiarios: cuando la guerra se decanta a favor de un bando, los periodistas acompañan a los soldados en sus exploraciones. Estas imágenes las estamos viendo cotidianamente en televisión, una pantalla de relación 4:3, o 1.33:1, muy próxima al formato panorámico de la película.
       
    4. Los marcianos presentan un aspecto muy parecido al de sus máquinas de guerra. La construcción a imagen y semejanza denota un endiosamiento de quien así actúa.

¿Porqué la cara del marciano al final?. Una vez los soldados han abatido la moribunda máquina de guerra alienígena, se abre la escotilla y en vez de un marciano parecido al descrito por H.G.Wells aparece un extraterrestre cuya cabeza recuerda la de un soldado con casco y, que justo en el momento en que 'entrega los escardillos', su último estertor le produce un rictus que le confiere el aspecto del oscuro y letal Darth Vader. De esta manera, los invasores no son seres de otro planeta, asesinos sin rostro, que un buen día deciden poner un planeta en su llavero sino que además de estar tan expuestos como nosotros a la acción de gérmenes patógenos nos son más familiares de lo que hubiéramos pensado.

El 26 de Septiembre de 2002, durante una rueda de prensa con motivo de la presentación de 'Minority report', Steven Spielberg comentó estar a favor de las líneas de actuación que el gobierno de Bush planteaba contra el gobierno de Saddam y sus armas de destrucción masiva. Tres años más tarde, parece que Spielberg se ha replanteado su punto de vista y, al igual que Ray, el personaje que interpreta Tom Cruise, ha cerrado la puerta a quien con medidas y probadas palabras decía tener un plan para resolver la desastrosa situación en que se encontraba. Además, para que quede constancia, lo ha hecho públicamente y, como buen artista, ha invitado a todo el que quiera verlo y oirlo a pasar por taquilla. Desde luego, hay motivo.

¿Qué tiene este año 2005 para que dos directores, Spielberg y Lucas, se hayan embarcado en sendas películas de coste millonario para contarnos dos historias que, aparentemente, todo el mundo no sólo conoce sino que sabe con exactitud cómo terminan?. Algo parece estar cambiando en Hollywood... (más detalles en el especial).

Un saludo desde el teclado, en pleno parque Horsell, en algún recóndito lugar del espíritu del hombre.