martes, abril 12, 2005

Frágil

Hola, aloh.
 

La tarde del martes transcurría plácida mientras redactaba la crónica del encuentro toledano que tuvo lugar el pasado viernes. Estaba apurando los minutos ante el teclado, pues había conseguido una invitación para un pre-estreno que empezaba en dos horas, cuando el timbre del teléfono ahuyentó la inspiración y me hizo aterrizar en la realidad consciente. Tras descolgar y tender el propiciador conversacional 'Sí, buenas tardes' fuí respondido con una clave de identificación que hacía meses no oía. El pasado cercano me hablaba desde su vuelta a la actividad profesional que meses atrás compartimos junto con otros; unos, compañeros de hechos y el resto, mayoría, de palabras (a cuento de 'hechos son amores y no buenas razones'). Conversamos de lo suyo y de lo mío, de pasado y presente, y al llegar a lo que está por venir le comenté que estaba inmerso en un proceso de reconversión orientado a dejar descansar el pasado en el grato recuerdo de los buenos momentos vividos. No hubo nada más allá de una amigable conversación entre dos antiguos, por no decir viejos, ex-compañeros de trabajo pero mientras duró me vinieron a la cabeza los cuentos que nos contaban durante la última etapa del llamado equipo de trabajo en el que se arguía 'trabajo en equipo' y aparentaba ser 'trabajo con equipo'. Tras despedirnos hasta la próxima, me quedó el tiempo justo de completar el escrito antes de encaminarme hacia la capital para asistir al pre-estreno de 'Frágil', película que su director, Juanma Bajo Ulloa, ha definido como un cuento envenenado. El destino gusta de jugar a las coincidencias.

Juanma Bajo Ulloa ha vuelto acompañado de unos actores noveles que dan vida a los personajes de un cuento de hadas, con transfondo de farsa, que no dejan de ser las proyecciones de las pautas de comportamiento y actuación de la sociedad en que vivimos. Con gran esfuerzo y sacrificio, el director ha conseguido el control artístico de la película y ha podido dar una oportunidad a gente con talento para que la credibilidad de los personajes estuviera exenta de articios tales como la pastosa popularidad que otorgan las series de televisión. Además, la historia está llena de matices y referencias, desde el sutil título de 'Frágil' en vez del nombre del personaje principal, Venus, diosa del amor, a la recurrente música de Frankie Avalon, Avalon isla del paraíso celta del Rey Arturo y sus caballeros en busca del Santo Grial (Santo por adorado y Grial como éxito), jugando con que el personaje más arrogante y soberbio es quien se descubre más frágil y complementado unas escenas narradas fílmicamente, sin mediar diálogos, que confieren osadía y belleza a una arriesgada apuesta que consigue eludir las trampas que podían convertir la película en un cóctel indigesto. No obstante, el final resulta demasiado precipitado para la pausa con que se ha venido contando la historia y, sobre todo, desluce el desenlace narrativo; no por lo perverso de la acción que antecede sino porque no da tiempo a la vista a digerir la elección final de Venus en este cuento envenenado.

'Frágil' cuestiona la obsesión por la belleza, denuncia la falta de escrúpulos del cine actual, demuestra que la imagen vale más que mil palabras, desvela que el silencio es precursor de la muerte, muestra que la maldad reside en lugares idílicos y evidencia que el amor verdadero es un cuento, porque la base de nuestros sentimientos es frágil.

El director comenta: "El cine, como icono del siglo XX, ha dictado las referencias de belleza, éxito y felicidad. Nos empuja a perseguir un perfil que no tenemos, a costa de hacer dieta, vestirnos de ciertas formas y meternos incluso en el quirófano". Y en referencia a 'Frágil', añade que "hacemos cosas distintas con el fin de ser admirados y amados". Para predicar con el ejemplo, y por si quedaran dudas, concreta: "El cine es sinónimo de felicidad y eso es mentira. He pensado que el cine no me hace tan feliz como creía". En la concreción anterior, podemos sustituir 'cine' por 'trabajo' (quien lo entienda como 'éxito profesional'), o por 'dinero' (quien pueda) y quizá se sienta más cercana de lo que su lectura aparenta.

Un saludo desde el teclado.