viernes, octubre 01, 2004

El bosque

Especial

de 'El bosque' a 'Munich'

 

Hola, aloh.

Hablo aquí y ahora de "El Bosque"; de título original "The Village", o sea, 'La Aldea'.

Confieso que durante el transcurrir de la película fui evolucionando de la expectación a casi la decepción, sin rozar la inquietud que, quizá, era lo esperado dentro de la línea de su director, M. Night Shyamalan. Y es que no me creía lo que estaba viendo, lo encontraba maniqueo y falsamente anacrónico.

No obstante, algo había en la pantalla que mantenía vivo el interés, algo que luego resultó ser la coherencia y la sencillez de exposición. Algo que, dejando el tema formal y centrándose en la historia, cuando aparece el vigilante del parque que tiene como nombre el apellido de la chica que le pide ayuda tras haber saltado el muro, en ese instante, es como si cayese el velo que ha mantenido oculta una estatua y dejase al descubierto las exuberantes formas que inconscientemente se intuían, imperceptibles pero existentes. Y, me descubro ante la película. Más vale tarde que nunca. Los últimos minutos recuperan toda la historia y donde empezaba a anidar la decepción acaba naciendo la satisfacción de estar ante una fábula políticamente correcta que, cual lobo vestido con piel de cordero, se ha infiltrado en la manada del mundo del entretenimiento para, desde tan espectacular ubicación, morder la yugular de la mentalidad socialmente dominante, perfectamente representada por el concejo regidor.

Así pues, no dejemos que el "arbusto" nos impida ver más allá del bosque que rodea la idílica aldea que cierto sector privado se ha montado con los fondos obtenidos por aquellos de sus espíritus más emprendedores que, una vez conseguida su monetaria fortuna, no han sabido aceptar las pérdidas personales que el destino les ha infligido con lo que no dudan en recluirse en su moldeada aldea para, una vez allí y en virtud del poder de su propia razón, aplicar tácticas de terrorismo social para mantener la aldea en calma consigo misma y unida ante el latente horror, esta vez controlado, que la rodea.

Porque, no nos engañemos, por el camino de la trama que se resuelve poco antes de los títulos de crédito han quedado unos integrantes de la comunidad que han sido sacrificados, muertos y desollados, en aras de la salvaguarda de la aldea pues, en el fondo, eran socialmente prescindibles. Todo esto me resulta demasiado familiar y próximo. Familiar por conocido. Próximo porque, como cada día, esta noche, en casa, volveré a ver en los noticiarios el macabro balance de los ataques de unos y otros en Irak.

Un saludo desde la aldea global.