viernes, noviembre 25, 2005

El sabor de la sandía

Hola, aloh.
 

Miércoles, 12 de Octubre, Sitges-05, 20:00. 'El sabor de la sandía' del director malayo Tsai Ming-Liang.

Sin embargo llevamos una hora de retraso sobre el horario previsto. Para esta película no tendré que esperar a la intemperie demasiado dado que salgo del Auditori para volver a entrar; una actitud muy informática que quizá no venga al caso pero que aprovecho para comentar.

Hoy, festivo, me encajaba cualquier horario del programa pero 'El sabor de la sandía' ha coincidido en mi franja habitual de asistencia. No obstante, hubiera venido a verla a cualquier otra hora. ¿Porqué?. Por partes. ¿El director?. No lo conozco, no he visto nada anterior suyo y, confieso, que con ese nombre, si lo hubiese hecho no me acordaría. ¿El título?. No precisamente, no es un título que me fascine, al menos en esta época del año. ¿Entonces?. Simple. ¿Cómo de simple?. Tan simple como que la vista es la que trabaja. Al grano, no te columpies ni divagues. Sea, confieso que mi interés en la película se despertó al ver el cartel: un cartel situado estratégicamente en la visual de la cola de espera de cada día para entrar al Auditori y que anunciaba que habría 'tomate', bueno, para ser precisos 'sandía'. Con la ayuda visual del cartel, hasta el título resultaba sugerente y refrescante.

Pregunta: ¿Qué queda si quitamos las letras de la imagen?

Respuesta: Un fotograma de la película.

Pregunta: ¿Hay diferencias entre los dos fotogramas?

Respuesta: Si te tomas tu tiempo podrás ver más parecidos que diferencias. Las diferencias saltan a primera vista, son impulsivas. Las afinidades tardan tiempo en ser perceptibles, requieren meditación.

Pregunta: Estoy en la duda de si ir a verla o no. He leído que no admite etiquetas ni clasificaciones y parece haber nacido para ser detestada o amada. ¿Qué me aconseja?

Respuesta: ¡Hombre!, ya que para esta pregunta me ustea le mantendré el trato y, cortésmente, le ofreceré una respuesta sencilla y simple: tómese su tiempo para mirar el cartel y actúe en consecuencia.

Pregunta: Es que yo de carteles no entiendo. ¿Puede darme alguna otra pauta más al alcance de un espectador de taquilla?.

Respuesta: La visión del cartel no es una ciencia, es una sensación pero ya que me lo pregunta le responderé con una analogía. Aunque hayamos sopesado la sandía en la frutería y rascado levemente su cáscara, no sabremos cómo resultará hasta que la abramos en casa. Así que si el cartel no nos produce rechazo, entramos a la sala y calamos las dos escenas de comienzo: la primera escena a cámara fija y ojo de buey en el pasadizo subterráneo, la segunda escena, a imagen normal, es la de cartel... y ya tenemos probada la sandía. Si nos quedamos, ingeriremos hasta un total 112 minutos de fruta, una sandía voluminosa que si le hayamos la parte jugosa nos sabrá a poco.


 
El cine trabaja a 24 fotogramas por segundo. En sentido estricto, la pantalla nos puede ofrecer hasta 24 situaciones diferentes en un segundo. Nuestro cerebro hace la integración de las imágenes estáticas y aparece el movimiento, bien sea en catatónico estilo video-clip, bien sea en trepidante escena de acción o bien sea en pausado movimiento de cámara para mayor exaltación del paisaje o del mobiliario.

Tsai Ming-liang, el director, se lo ha planteado de una manera radical: ha filmado escenas a 24 segundos por fotograma (es mi manera de decir que hay largas escenas a cámara fija en las que no se aprecia movimiento alguno). La película se estructura alrededor de largos planos fijos (aparentemente asfixiantes pero saludablemente precisos para ir digiriendo la acción), de sistemáticos silencios que dejan al espectador solo ante el peligro de la inactividad sensitiva (lo normal es que la pantalla haya movimiento y ruido, la quietud y el silencio pueden conducir a la modorra si no se está pendiente de los matizados cambios) y de unos coloridos pasajes musicales que irrumpen brusca y alegremente al son de canciones en chino mandarín de los años 50.

La trama se mueve en tres ejes: la fantasiosa historia de amor entre los dos protagonistas (la imaginación puede llegar a llenar una solitaria realidad), el rodaje de cine porno (la solitaria realidad del equipo de rodaje puede llegar a llenar la imaginación de quien luego ve la película... o cómo una sórdida realidad puede aparecer maquilladamente sugerente cuando la cámara sólo se centra en lo que el espectador está dispuesto a ver: impagable y significativa la escena del rodaje en la bañera) y una cortocircuitadora visión de la situación política y social de Taiwán (como muestra, la escena musical en la que unas bailarinas se frotan contra la estatua de Chiang Kaishek, quien durante 25 años gobernó con mano dura el país empeñado en hacer frente a la China comunista).

Exótica y decididamente visual conduce al espectador hasta un final anunciador de que la sequía empieza a remitir, tal como se intuye por la aparición de una lágrima en la mejilla de la joven, si bien el desenlace es tan brutal, tan inesperado, que no es solo la joven la que se queda sin habla; aunque también es posible que la reacción sea la de dejar ir unas risas. Al gusto del ánimo del espectador: lágrima y risa son expresiones liberadoras de la tensión acumulada.

En la butaca quedé con el convencimiento de que la escena final es ficticia, me explico, es una fantasía de la joven mientras está con la cara pegada al televisor... pero esto es un comentario que no quita ni añade efectismo al climax que se alcanza en la pantalla de la sala.

El día de la entrega de premios del festival, 'El sabor de la sandía' recolectó (sacado de la web del festival):

  • Mejor actor: Lee Kang-sheng
     
  • Premio Especial del Jurado: Por su atrevido discurso estético y moral en contra de la alineación sexual.
     
  • Premio de la Crítica Jose Luis Guarner
y el Sr. Llorens, de Lauren Film, dió la nota saliendo a recoger el último premio con una sandía que luego, como avezado comercial que es, endilgó a alguien con la excusa de tener las manos ocupadas con el premio y así la pobre sandía fue de mano en mano, sesión final de fotos incluida. Es el lado triste y banal de los premios.

No seré yo quien discuta los premios, y menos el de la crítica, aunque sí diré que el discurso va más en contra de la alienación que de la alineación (curiosamente, la descripción en castellano es la que tiene el gazapo en la web).

Algo me dice que 'El sabor de la sandía' no verá la luz en mi cine preferido (¿cómo hubiera reaccionado mi taquillera favorita? ¡Ah!, hubiera sido para filmarlo) pero eso no es óbice o valladar para que quien la tenga a tiro se adentre en la exótica experiencia de Tsai Ming-Liang.

Un saludo desde el teclado.

domingo, noviembre 20, 2005

Wallace & Gromit: La maldición de las verduras

Hola, aloh.
 

El jefe se preocupa. El jefe piensa. El jefe escucha las opiniones de los espectadores, de sus espectadores. El jefe busca alternativas, imaginativas, además. El jefe ha montado un programa múltiple: varias películas, diversos horarios. El jefe tiene al público entretenido mirando horarios y seleccionando pases (aunque siempre está el habitual que entra sin mirar lo que va a ver o que llega a la hora que no toca para ese día, pero esto es otra historia). El jefe ha programado "Wallace & Gromit: La maldición de las verduras", de los "Aardmanditas" magos ingleses de la plastilina Nick Park y Steve Box.

Mi taquillera favorita no puede ver la película porque le pilla en la primera sesión y ha de mantenerse en el puesto. Un desgraciado efecto secundario de la creatividad del jefe. No obstante, estoy al quite y me presto generosamente a ver la película aunque sea fuera del pase habitual: lo mío es el interés más desinteresado. Me sabe mal ver la película sin la inestimable compañía de mi taquillera favorita pero hay que crecerse ante la adversidad.

Wallace viste camisa blanca, pantalones marrones, chaleco de lana verde sin mangas y una corbata roja. Optimista e inventor incansable, sus creaciones no siempre tienen el efecto esperado. Le fascina el queso (especialmente de la variedad Wensleydale).

Gromit, aunque no sabe hablar, es expresivo, sensato y hábil, y suele sacar a Wallace de problemas. Es hábil con la electrónica y es capaz de resolver rompecabezas con facilidad. Le gusta tejer, leer, escuchar a Bach y comer cereales. Sus objetos más apreciados son su reloj despertador, un hueso, un cepillo y una foto enmarcada de Wallace y él.

Estos encantadores personajes llevan en el mundo del corto desde 'La gran excursión'(1989) y como si fuesen unos atletas del triple salto, tras haber tomado impulso en tres cortos han dado el salto al largo. El paso es arriesgado porque no siempre lo que funciona en las distancias cortas se comporta en las largas. Sin embargo, los minutos de "La maldición de las verduras" saben a deleitoso corto.

De nuevo, Gromit, con su ceño fruncido, se revela como uno de los mejores "actores-dibu" de la animación y reafirma que la expresividad corporal puede llegar a superar a la verbal.

La historia, los personajes, la ambientación, los efectos, las escenas de acción, son una gozada y dan ganas de poder disponer de un paro de imagen para ir pasando los fotogramas uno a uno.

La base es el muñeco. Cada muñeco se construye en torno a un armazón metálico que sirve de esqueleto. A continuación el muñeco se moldea con una mezcla especial de Plasticine, llamada cariñosamente "Aard-mix", que aguanta algo más que la plastilina normal. De acuerdo con la tradición de los cortos de Wallace y Gromit se ha preferido mantener el aspecto algo irregular de la plastilina: son esos pequeños defectos que dan un aspecto artesanal y convierten al muñeco en real, en tangible.

Es fascinante imaginar la de horas de meticuloso trabajo y de alta concentración requeridos para hacer una película de animación al estilo Aardman. Las cifras pueden ayudar a tangibilizar la idea. Dado que se filma a 24 fotogramas por segundo, es posible que un personaje, según la acción contenida en la secuencia, adopte 24 posturas diferentes en un segundo y que para cada postura sea necesario cambiar milimétricamente el movimiento del cuerpo, de la cabeza, brazos, piernas, dedos, ojos, orejas, boca, etc. Además, la plastilina es maleable, lo que implica un constante reesculpido. Si lo anterior lo multiplicamos por el número de personajes de la escena y le añadimos el movimiento de los objetos que les rodean, se empieza a entender que es una película literalmente "hecha a mano". Un prueba palpable y visible de la paciencia y tenacidad del equipo de animadores.

Sin embargo no todo son parabienes en la película: duele constatar cómo 85 minutos pasan volando.

Un saludo desde el teclado.

sábado, noviembre 19, 2005

Princesas

Hola, aloh.
 

"Esto que no salga de aqu��", me dijo inclinando levemente la cabeza como si mirara por encima de las gafas que nunca ha llevado, en un gesto propio de profesora que se dirige a su docente auditorio cuando quiere recalcar que lo que est�� diciendo no es negociable. En la taquilla, junto a ella, mi taquillera favorita segu��a en su animada conversaci��n y no creo que llegase a percatarse de las intenciones de mi moment��nea interlocutora. Bien, apreciada amiga, como puedes constatar al leer este p��rrafo, aquello ni sali�� de all�� ni saldr�� aqu��.

La ventanilla estaba dif��cil. Mi taquillera favorita ten��a compa����a en la taquilla y desde fuera no me enteraba un pijo de lo que hablaban. Para poder optar a un poco de 'porterismo ilustrado' deb��a inclinarme casi a noventa grados con lo que mi delicada, o quiz�� debo decir sindicada, espalda me acabar��a pasando factura horas m��s tarde. As�� las cosas y aplicando la m��xima de "o��dos que no oyen, dedos que no escriben", aprovech�� para echar un vistazo al cartel de "Princesas", pel��cula de Fernando Le��n de Aranoa que nos esperaba a los tres.

A��n recuerdo el cartel de 'Barrio' (1998), aquella moto de agua atada a una farola como si fuese una bicicleta, y con menos detalle pero mejor poso el recuerdo que me qued�� de la pel��cula. Cuatro a��os m��s tarde, 'Los lunes al sol' me pusieron en antecedentes de c��mo, mira por d��nde, me iba a ver dos a��os m��s tarde. Y es que tuve una premonici��n mientras ve��a la pel��cula: tendr�� truco pero es premonitoriamente significativa.

Fernando Le��n ha venido caminando, bol��grafo en gui��n y c��mara en direcci��n, por los senderos de la cr��nica social y en su d��a coment�� su atracci��n por quienes "est��n obligados a reinventar la realidad y as�� poder sobrevivir en un medio hostil". Estas palabras, siendo de la ��poca de 'Barrio' parecen contempor��neas de "Princesas". Aqu��, ahora, adem��s Fernando participa en la producci��n.

Los t��tulos de cr��dito nos pasean por el tr��fico de una ronda urbana hasta llevar a Caye al hospital en el que dice ser familiar (perteneciente o relativo a la familia) del ingresado por el que ha pedido. Cuando llega a la habitaci��n, entendemos que su familiaridad es otra: se dice de aquello que se tiene muy sabido o en que se es muy experto. As��, a bocajarro, un uso alternativo del t��rmino 'familiar'.

Cuando queremos darnos cuenta nos encontramos metidos en el lodazal: usos alternativos del m��vil (lo que nunca dicen las campa��as televisivas de las operadoras de m��viles), usos alternativos de un piso (puede ser el de la vecina de enfrente), usos alternativos de un parque infantil (exposici��n de propuestas de juegos para ni��os mayores), usos alternativos de una peluquer��a (no todo es reunirse para tomar el t��), usos alternativos de un portafolio acompa��ado de la promesa de unos papeles (satisfacciones gratuitas y violencia gratuita, todo con el mismo sello pero sin papel), usos alternativos del lavabo de un restaurante (porque no solo se vive de pan), por rese��ar unos cuantos.

Arenas movedizas: mejor ni moverse porque parece que cuanto m��s te remueves en la butaca m��s te hundes. Cuando quieres darte cuenta, el fango te llega al cuello. Adem��s, se aprecia una leve oscilaci��n de la c��mara. Una vez que se ha visto el efecto, la oscilaci��n aviva la inquietud del espectador: la imagen no parece estar quieta y estando con el fango hasta la barbilla, la oscilaci��n de la imagen te hace sentir como si lo que flota por la pantalla pudiese deslizarse hacia tu boca. As�� que, por lo que pueda pasar, boca prieta.

De fondo, en el subsconciente, el lodazal visual y dialogante se complementa con el croar de unas ranas. Hay varias y conforme avanza la pel��cula, lenta pero inexorablemente, van aumentando su n��mero. Estos animalitos son los trucos de gui��n, de la historia que estamos viendo, y ayudan a ambientar al espectador. Si el croar no te distrae, la inmersi��n es completa.

De la mano de Caye hemos entrado, como visitantes obligados, en el mundo de Zulema. Ahora, cuando ��sta ha ido a recoger unos an��lisis, el planeta entero ha ca��do sobre ella. Algo hay en esos an��lisis que la hacen tomar la decisi��n de volver a su tierra. No obstante, antes de regresar, Zulema tiene una cuenta que zanjar. Y as��, jineta sobre su chuleante papelero se concentra mientras conf��a en que esta ��ltima vez sea la que deje huella, ayudada por la fuerza de la gravedad que colabora desinteresadamente en el traspaso de lo que a saber de qui��n, o cuando, obtuvo sin haberlo pedido.

En este punto, abro una reflexi��n sobre el tri��ngulo que se establece entre el guionista, el personaje y el director. El guionista plantea la trama y delimita los objetivos de la historia. El personaje pone cara y ojos pero ��puede salirse del gui��n?. En principio, no debiera. El director, c��mara en mano, pone orden y concierto para que el mensaje llegue claro y n��tido al espectador.

Volvamos a la escena. Zulema cabalga por ��ltima vez, imaginando lo que no pudo ser y cerrando el traspaso de lo que s�� ha sido con quien la ha enga��ado y vejado. La c��mara, subjetiva, nos muestra a Zulema como si estuviese sobre nosotros. Bien, yo me encontraba en el anfiteatro pero imagino que la sensaci��n desde la platea debe ser a��n m��s realista: el espectador, subjetivamente convertido en el chulo aprovechado, recibe su parte del traspaso, por callar y consentir.

��Eeeepp!. Este desenlace no es una rana es un sapo y de dimensiones generosas ('mayor que un oso', que dir��a mi amigo guionista). Aqu��, instintivamente, apart�� la cabeza y elud�� el sapo que, cual Alien recien salido del huevo de la pantalla buscaba mi garganta para hospedarse en mi est��mago.

Por lo que he expuesto antes, el quid de la cuesti��n est�� en el gui��n: Zulema act��a seg��n lo que marca el gui��n y el director aprieta los tornillos para que nadie se escape. Sin embargo, escenas antes hemos visto c��mo Zulema se siente solidaria con sus compa��eras de profesi��n (no quiere verse favorecida libr��ndose de la detenci��n en el parque), es una madre con may��sculas (todo lo hace y lo aguanta por el hijo que tiene en su pa��s). Sin embargo, ante lo que le acontece, opta por 'impregnar' a quien la ha estado enga��ando y sometiendo. Esto lo podemos interpretar como un arrebatado "Tr��gate ��sto" (dos palabras que en "Taxi Driver" (1976) abren paso a la escoba justiciera anti-escoria-social de quien horas m��s tarde ser�� apodado 'Matador'). No obstante, me da la sensaci��n de que Zulema no le dice al gafas lo que le ha hecho, ��porqu�� habr��a de avisarlo?. Si antes ya la pegaba, ahora ser��a la muerte segura. Pero, en una escena anterior, Caye y Zulema han comentado que el del portafolios debe tener unas diez mujeres m��s como Zulema. De ser as��, es cuesti��n de tiempo, de poqu��simo tiempo, que alguna de esas infelices se vea afectada por la acci��n de Zulema. Mal rollo. "Tr��gate ��sto" se ha convertido en "Ah�� queda eso. Ya os apa��ar��is". Una acci��n m��s propia de una terrorista social que de una madre solidaria.

Llegado aqu��, lo que quedaba de pel��cula pas�� distante, por otra v��a. Cuando Zulema embarc��, pens�� que bien podr��a haberlo hecho antes.

"Princesas" se plantea como un cuento de hadas subversivo, cuenta con las princesas terrenales Candela Pe��a y Micaela Nev��rez pero queda en el limbo: lugar o seno donde, seg��n la Biblia, estaban detenidas las almas de los santos y patriarcas antiguos esperando la redenci��n del g��nero humano.

Fernando, otra vez ser��.

Un saludo desde el teclado.

Postdata: ��Hubiera sido diferente si Fernando no hubiera participado en la producci��n?.

martes, noviembre 15, 2005

Cara de ángel

Hola, aloh.
 

No puedo hablar por José pero yo iba con el regustillo del cocido montañés que me había comido al mediodía y pensando en el ágape matutino del desayuno 'buffet-libre' que me esperaba al día siguiente, mientras recorríamos los pasillos del centro comercial camino de la 'Sala Pepe Hierro' (acceso por librería). Cuando llegamos, la puerta ya estaba cerrada. Las 19:00 horas quedaban un tanto atrás. Sacamos las invitaciones: "Ámbito Cultural tiene el placer de invitarle a la proyección de la película 'Cara de ángel' (1952) de Otto Preminger, dentro del ciclo 'Cineastas Europeos en Hollywood'. Tocamos levemente con los nudillos. La puerta se entreabrió y no sé qué artimaña aplicó José pero nos dejaron pasar.

El ponente estaba hacia el final de su disertación pero aún pudimos ponernos al corriente de lo que íbamos a ver: años 50, Howard Hughes acaba de romper con la actriz Jean Simmons, quiere desquite y decide satisfacerlo encargando a Otto Preminger la dirección de una película que exponga lo más negro del lado femenino. La protagonista debe ser, claro está, Jean Simmons. El director, famoso por su 'despotismo' en los rodajes, auguraba para Hughes un añadido sabor dulzón, sobre todo después de haber hablado con él y haberle dado carta blanca en la gestión de los recursos humanos, Simmons en particular. Cine negro, en blanco y negro.

El personaje de Diana parece sacado de un manual de tipología psicológica: tras una mirada dulce, unos rasgos casi infantiles y un encanto indudable se oculta una personalidad que trata de imponerse a la realidad que le circunda, una posesividad patológica que doblega a cuantos se le acercan. Se podría tildar de misógino pero de eso nada, aquí el personaje es femenino como podría haber sido masculino sólo que el destino quiso que, por medios y circunstancias, la moneda cayese del lado femenino. El carácter de Diana me resultó lejanamente familiar, otro pasado posible agitándose, y no lo encontré más exagerado de lo que la ficción requiere para componer una trama negra, bien negra, sin por ello ser sórdida.

El blanco y negro refuerza el espíritu oscuro de la historia. La iluminación consigue unas maravillosas sombras de los personajes, confiriéndoles el reflejo 'demoníaco' que los diálogos no aparentan tener. La música es un elemento básico en la ambientación y en la trama. El piano es un instrumento que además de poner música a la escena sirve de apoyo al espectador para que capte la esencia oculta del personaje de Diana.

Los detalles de ambientación complementan, silenciosa pero ineludiblemente, el perfil psicológico de los personajes y el de Diana en especial. Conforme avanza la historia, vemos que Diana siente una adoración obsesiva por su padre. Entonces toma sentido que sobre el piano se encuentre una fotografía del padre de Diana. Curiosamente, la fotografía mira hacia la cámara, hacia el espectador, en vez de mirar hacia quien está tocando el piano. Y en el momento adecuado, la fotografía aportará la suficiente luz indirecta para explicar, sin palabra alguna, sólo con la música de fondo, el porqué Diana se 'colgó' de Frank cuando lo vió la noche de autos.

Seis años antes, con Gilda (1946, Charles Vidor), se había abierto la veda de la bofetada a una mujer. 'Cara de ángel' también tiene una, la que Frank le pega a Diana para sacarla de su estado de histeria, según alega, es lo que se recomienda en el manual de primeros auxilios (oh!, ocurrente exigencia del guión: una ronda a la salud de los guionistas). Esta escena significó un momento tenso en el rodaje. Otto Preminger quería que la bofetada no fuese simulada (la sombra alargada de Howard Hughes se proyectaba sobre el plató). Además de decírselo a los dos actores, Robert Mitchum que la daba y Joan Simmons que la recibía, para que no hubiese duda de sus intenciones acercó tanto como pudo la cámara de modo que era imposible simular la bofetada, tenía que ser auténtica. En los ensayos, tuvieron que repetir la escena varias veces porque el golpe no era del gusto del director. En una de las tomas, Preminger antes de dar la orden de acción, le insistió a Mitchum que la diese fuerte. Al tenerlo a mano, Robert Mitchum le dió la bofetada a Otto Preminger y dijo: ¿Está bien así?. Esto estuvo a punto de dar al traste con el rodaje aunque, como se puede ver, la película se completó con Robert Mitchum.

No es una película que emocione, es fría, puede que distante, pero tiene un intenso pulso narrativo que convierte al espectador en un 'voyeur', en un morboso observador de la bajada a los infiernos de los dos protagonistas. Cine hipnóticamente negro que se sale de la carretera.

A la salida, no pude por menos que pensar en cómo el tiempo ha ido degradando el espíritu artístico del hombre, entendido como especie no como sexo (el género queda para cuestiones gramaticales; lo cual da que pensar cuando se habla de violencia de género). En 1952, un desquite sentimental fragua una película sublime, sobria en medios y ajustada en duración. Medio siglo más tarde (o 53 años más tarde, si se quiere una más fatua precisión) los desquites sentimentales sirven para llenar inánimes horas y horas de vacua programación televisiva en platós desolladero. Espero que los posibles pasados cinematográficos se remuevan y vuelvan a aflorar; porque, realmente, hay motivo. En cuanto a los pasados no cinematográficos, mejor que se posen de una vez, descansen y dejen descansar.

Un saludo desde el teclado.

 

Tus posibles pasados
 

Tras de ti se arremolinan tus posibles pasados.

Uno de estos días he de comprar lotería. O jugar a la primitiva. Porque es que tengo la suerte de cara.

Desgraciadamente, no es cuestión de suerte y ocurre lo que tiene que ocurrir (o como decía el diálogo "Ha pasao lo que tenía que pasar, que con 'El Esquinao' no puede nadie y al que se le atraviesa... le corta los güevos").

Hacía poco que había reproducido el fragmento de 'Tus posibles pasados' (esos que flotan inadvertidamente a nuestras espaldas porque nunca desaparecen) en la crónica de 'Una historia de violencia' cuando me suena el móvil: una llamada desde la norteña tierra de los sobaos pasiegos y los alciturrianos azucaradamente nevados.

Unos brillantes y chiflados, Uno de mis pasados, lado cara, brillante y alocado, me requería para una puesta al día. Tuve mis dudas, primero sobre la conveniencia de mi participación y posteriormente sobre la solvencia de mi acción. No obstante, hablando se aclararon las dudas y acepté convencido el compromiso.
otros espantosos y olvidados. El lado cruz, era oscuro y, psicológicamente, terrible; causante de trastornos anímicos (angustia, nervios, tensión desmedida) y analíticos (unos asteriscos en ciertos valores del hígado que me tildaban de bebedor empedernido cuando para mí un refresco de cola es un extra, tipo cava) que con el tiempo he conjurado, y, creía, olvidado. Afortunadamente, la situación se presentaba del lado cara ya que la cruz no participaba. Y, todo sea decirlo, también me atraía el poder vivir nuevamente la emoción de la acrobacia sin red.
Un aviso para cualquiera en activo de lo que puede pasarle en el futuro.

Fragmento de 'Your possible pasts'
(The Final Cut, Pink Floyd, 1983)

Lunes, madrugado pero despierto, en taxi hacia el aeropuerto. Radio encendida. Un locutor de voz divina, periodista en pijama, habla sobre la manifestación del domingo. "Un millón y medio de manifestantes... bla bla bla... y que, cómo no, dejaron las calles más limpias que como las encontraron". Miro el dial, confirmo la emisora en el RDS y me animo a entablar conversación con el taxista creyendo que tenía puesta la emisora como distracción.

  • "Este hombre delira de buena mañana. ¿Cómo puede una manifestación dejar las calles más limpias?"
     
  • "Pues claro que puede ser. Sencillamente, por educación. Los manifestantes eran personas educadas."
Quizá iba adormilado por el madrugón pero no tanto como para no darme cuenta de que me encontraba ante un creyente: la emisora estaba sintonizada por convicción no como distracción. Yo, impenitente seguidor confeso de CSI, antepongo la razón de la observación a la convicción verbal y me he fijado en los abnegados vehículos de limpieza del ayuntamiento, empecinados en mantener limpias las aceras. Van provistos de unas escobas circulares, humedecidas para no levantar polvo, que barren incansablemente el suelo lanzando lo que en su superficie flota hacia la parte en que la aspiradora lo absorbe y retira de la vía pública. Entiendo que una manifestación, y más siendo de hábitos y abrigos largos, actúe de escoba y barra a su paso. Sin embargo, barrer sin recoger no es limpiar, es tan sólo aparentar. Y exaltar tan limitada acción no es informar, sino publicitar.

En estas, que el locutor arremete contra el gobierno...

  • "¡Caramba!, una emisora episcopal no debiera meterse en política", dije.
     
  • "Este hombre dice verdades como puños", dejó ir enfáticamente el taxista.
     
  • "Para mí que se le sube el micrófono a la cabeza y se deleita con sus propias palabras", comenté.
     
  • "Ni hablar. Y la prueba la tiene Ud. en que nadie le ha demandado ni le ha puesto querella alguna. ¿Porqué?. Pues porque lo que dice es verdad."
     
  • "Pero, pero... esa justificación que Ud. me plantea no es de recibo. No se puede inferir que dice la verdad porque no se le haya demandado judicialmente", comenté.

Llegados a este punto de la conversación, el conductor tomó la palabra reivindicado y justificando las imprecaciones del locutor. Por lo que alcancé a oír tras las argumentaciones retahilísticas del taxista, me dió la impresión de que la matinal emisora tenía un cantamañanas al micrófono.

Durante el resto del recorrido fui puesto al corriente de lo que no se ha dicho sobre la OPA a Endesa, de que con sólo esperar la muerte de un monseñor se resolvería por sí solo el problema etarra y, ya en el aeropuerto, como traca fin de viaje, fui informado del inminente y vergonzoso fin del actual gobierno con la subsiguiente convocatoria de elecciones generales.

En estas que llegamos a la terminal A, le aboné la carrera y se marchó de regreso. Como supongo que no fui el primero, ni seré el último a quien haga partícipe de sus comentarios y predicciones, aplicando su lógica, debe decir verdad porque nadie le ha puesto una demanda ni, mucho menos, detenido.

Curioso.

Iluso de mí, creía que estas lastimeras racionalidades pertenecían al pasado, a un pasado espantoso y olvidado. Pero, de eso nada; nuestros pasados posibles se arremolinan a nuestro alrededor y no hemos de olvidar que el futuro acostumbra a venir del pasado aunque con variantes.

sábado, noviembre 12, 2005

Sisa: El congreso de los solitarios (inocentes congregados en el espacio)

Hola, aloh.
 

Las tecnologías más modernas, móvil e internet, se aunaron para que Quim y este cronista pudiéramos asistir al concierto del sábado 12-Noviembre-05 en L'Espai, con Jaume Sisa como maestro de ceremonias en las dos últimas actuaciones de su gira de presentación de 'El congrés del solitaris' (El congreso de los solitarios), su último disco de estudio, ¡sorpresa!, editado el pasado mes de marzo. El 'boletaire galàctic' en "El Espacio", no era para dejarlo pasar.

El espectáculo nos pilló con lo puesto. No habíamos oído ninguna canción del disco pero en el escenario, a la izquierda, se distinguía la majestuosa presencia de un piano. "Quim, esto va a estar bien, ya verás. Un piano siempre da buena nota", comenté mientras nos hacíamos una composición de lugar desde la fila 4, asientos 14 y 16.

La página web del local auguraba:
Sisa: Guitarra y voz
Xavi Lloses Piano, acordeón y voces
Marc Clos: Batería, percusiones y voces
Manel Vega: Contrabajo
  
Pero resultó ser:
Sisa:Voz
Xavi LlosesPiano, acordeón y voces
Marc Clos:Batería, percusiones y voces
Manel Vega:Contrabajo y voces
Adrià Bolsó:Guitarra y voces

Sisa, un guitarrista y tres componentes de la Escolanía de la Cuadratura del Círculo (el grupo de músicos que le acompañó en la grabación del disco) aparecieron sobre el escenario. Saltándose el guión dado por la web del espacio, posiblemente consecuencia de que los dos conciertos previstos iban a servir de base para la grabación de un DVD en vivo, Sisa apareció sin instrumento pero dotado de un micrófono inalámbrico manos-libres 'Sisa, dígame', de esos que aparecen ante la boca y desaparecen tras la oreja, ofreciendo total libertad de movimientos a quien lo lleva pero que confieren a su portador el aspecto de una telefonista en un momento de descanso.

Y en esas arrancó el concierto...

Vida estel·lar
 
Virtuosos i tuaregs tocant el timbal
a les portes de la catedral.
Abans no s'ensorri el cel han vingut al festival,
secretàries, nudistes i algun municipal.
Vida estelar
 
Virtuosos y tuaregs tocando el timbal
a las puertas de la catedral.
Antes de que el cielo caiga, han venido al festival,
secretarias, nudistas y algún municipal.

 
Por si teníamos alguna duda respecto a la incidencia del transcurrir del tiempo sobre las almas creativas, ahí estaba el espíritu Sisa de siempre: letras aparentemente imaginarias pero certeramente imaginativas, acompañadas de su característica voz capaz por sí sola de teletransportar al oyente a un mundo irreal e inocente pero sugerente y melodioso. A las primeras notas abandonamos las butacas y entramos en 'la galaxia Sisa'.

Un noi del barri
 
Un noi del barri amb la il·lusió
d'una guitarra i un altre jo.
Un espirit de contradicció.
No en facis cas, no, dels cantautors.
Un chico del barrio
 
Un chico del barrio con la ilusión
de una guitarra y un otro yo.
Un espíritu de contradicción.
No hagas caso, no, de los cantautores.

 
En el centro del escenario, sin el apoyo visual de un instrumento o un micrófono de mano (aunque fuese de los que no tienen cable) Sisa aparecía desvalido. Más que para ver, era un espectáculo para oír, para cerrar los ojos a las imágenes y abrir los sentidos a las sonoridades y melodías que proveían músicos y cantante.

Totes estimades
 
Totes són estrelles, totes són petites,
flor de meravella, totes tan boniques.
Una d'entre elles jo la triaria,
si fos la més bella i l'hi cantaria.
Todas estimadas
 
Todas son estrellas, todas son pequeñas,
flor de maravilla, todas tan bonitas.
De entre ellas una elegiría,
si fuese la más bella y la cantaría.

 
Sin embargo, en el espacio social hay variedad de elementos esenciales de la oración. Y la platea del L'Espai no iba a ser una excepción.

Parc tematic
 
El cel engalanat és un presagi,
ben clar podem llegir que hi haurá un canvi.
El papa ara és la mama i es diu Mari,
el monstre s'ha escapat de dins l'armari.
Vigila el que somies i no badis,
et creies que eres jove i ets un avi.
Artaud s'ha suïcidad, no vol ser un clàssic,
que tot es virtual al parc temàtic.
Parque temático
 
El cielo engalanado es un presagio,
claramente podemos leer que habrá un cambio.
El papá es ahora la mamá y se llama Mari,
el monstruo se ha escapado del armario.
Vigila lo que sueñas y no te despistes,
creías que eras joven y eres un abuelo.
Artaud se ha suicidado, no quiere ser un clásico,
que todo es virtual en el parque temático.

 
Allá, en primera fila del bloque de butacas vecino, se encontraba un 'boletaire' de los 'tocats del bolet': se conocía las canciones y las vivía en vivo y en directo, en sintonía con el concierto, de modo que en los pasajes más animados o rítmicos ('Totes estimadas', 'Conspiració' o 'Refugi terrenal') se levantaba de la butaca y cual satélite luna del planeta Sisa empezaba a dar vueltas sobre sí mismo, elevando las manos y moviendo los labios como un integrante coral de la canción.

Conspiració
 
Han arribat, discretament, per separat.
Semblen normals, tipus corrents, anonimat.

Ja són aquí els diferents colors del gris.
S'han reunit amb gran secret, mig clandestins.

Són arribats de tot el món, ben informats
i connectats, amb la missión d'organitzar
la conspiració.
Conspiración
 
Han llegado, discretamente, por separado.
Parecen normales, tipos corrientes, anonimato.

Ya están aquí los diferentes colores del gris.
Se han reunido en gran secreto, medio clandestinos.

Han llegado de todo el mundo, bien informados
y conectados, con la misión de organizar
la conspiración.

 
Detrás nuestro, en contraste, se encontraba un trío de 'marcianitos', amos del mundo de su razón y que se dedicaban a hablar entre ellos haciendo comentarios de lo más baladí (en las dos aceptaciones del término) y que incrementaban el volumen, para oírse entre ellos, cuando los pasajes musicales aumentaban de sonoridad; una castigadora interferencia vocal y un auténtico calvario acústico que ponían de los nervios.

La música és sublim
 
Obres la boqueta i fas ai, ai, ai,
l'instrument refila amunt i avall.
Raja la fonteta més que mai, ai,
fa una caloreta del carall.
La música es sublime
 
Abres la boquita y dices ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!,
el instrumento gorjea arriba y abajo.
Chorrea la fuentecita más que nunca, ¡ay!,
hace un calorcillo del carajo.

 
Sisa y la cuadratura del círculo en el escenario, el 'boletaire ritmic' en el bloque vecino y los 'marcianitos' a nuestras espaldas completaron los puntos de la triangulación que determinó el foco emocional del concierto.

Terrabastall
 
D'esquena al mirall he vist el senyal,
consignes de guerra, missatges de pau.
Jo vull lligar el punt final, el punt central,
el punt filipí, que és el punt més fi.

Hem d'arriscar, buscar l'origen,
potser volar, terrabastall.
Cataclismo
 
De espaldas al espejo he visto la señal,
consignas de guerra, mensajes de paz.
Quiero atar el punto final, el punto central,
el punto filipino, que es el punto más fino.

Hemos de arriesgar, buscar el origen,
quizá volar, cataclismo.

 
Arropado por cuatro músicos que se multiplicaban instrumentalmente, Sisa repasó cada una de las canciones del congreso de los solitarios. Nosotros no nos sabíamos ni una pero fue una experiencia interestelar el acompañarles por las inexploradas nuevas canciones, todas oníricas pero cercanas y terrenales, cargadas de trasfondo social, íntimo o político.

Refugi terrenal
 
Capellans amb barretina es poleixen la moixama,
la cartera i la sotana quan enterren la sardina.

Locutors de veu divina, periodistes en pijama
han parit una marrana que es despulla i despentina.
Refugio terrenal
 
Capellanes con barretina se pulen el bacalao,
la cartera y la sotana cuando entierran la sardina.

Locutores de voz divina, periodistas en pijama
han parido una marrana que se desnuda y despeina.

 
Conforme fueron pasando las canciones, las manos de Sisa fueron encontrando su lugar en la escena y complementaron el mensaje del autor.

No cal parlar
 
Amb algú que no té ombra
i té el cap sota la sorra.
Amb aquells que no t'escolten
si el que dius no és el que toca,
no cal parlar.
No es necesario hablar
 
Con quien no tiene sombra
y tiene la cabeza enterrada.
Con quienes no te escuchan
si lo que dices no es lo que toca,
no es necesario hablar.

 
Sisa, que de joven trabajó en correos clasificando sobres, vive en Barcelona pero todas las cartas las recibe, desde hace años, en un apartado de correos. No le apetece dar la dirección de su casa. Un par de veces por semana, se acerca hasta la oficina de correos para recoger la correspondencia. Le gusta ir hasta la oficina y observar las pequeñas cajas de metal, unas pegadas a otras, que recuerdan la cámara acorazada de un banco, el silencio que reina en la sala, los que se sientan a despachar la correspondencia y quienes se ponen a leer el diario los días de lluvia. Lo cierto es que es un punto de reunión de solitarios.

El congrés dels solitaris
 
Tothom hi busca l'esperança, les animetes fan xiu-xiu.
Per compartir aquesta dansa el que està mort vol estar viu.

Vine al congrés dels solitaris, vine tot sol o acompanyat,
i oblidarem l'abecedari del desconsol sense plorar.
El congreso de los solitarios
 
Todo el mundo busca la esperanza, las almitas hacen pío-pío.
Para compartir esta danza quien está muerto quiere estar vivo.

Ven al congreso de los solitarios, ven solo o acompañado,
y olvidaremos el abecedario del desconsuelo sin llorar.

 
También hubo espacio para el poema 'La nena y l'ocellet' (La niña y el pajarito), que aparece en el libreto que acompaña el disco, tiempo para 'Boletaires' (Busca setas), 'Innocents' (Inocentes) y 'La verbena dels desamparats' (La vervena de los desamparados) y ocasión para el disparate compartido con 'Tocant la guitarra' (Tocando la guitarra) participada por dos voluntarios del público, el antes mencionado 'boletaire ritmic' (que no quiso perderse la ocasión de subir al escenario) y una joven menorquina que aportó el toque femenino.

"Si canta 'Boletaires' me voy", pió uno de los 'marcianitos' de atrás cuando llegó el momento de los bises. Sisa no debió oirlo porque, desgraciadamente, no puso fin a la torturadora interferencia sonora que veníamos padeciendo.

Los bises fueron solicitados aplauso tras aplauso y se crecieron con 'Qualsevol nit pot sortir el sol' (Cualquier noche puede salir el sol), 'El setè cel' (El séptimo cielo) para llegar al clímax "acordeón a capella" de 'Cançó del lladre' (Canción del ladrón).

"El público es un conjunto de almas inocentes que se prestan a recibir unos mensajes", opina Sisa. Tan cierto como que si no perdemos la ilusión, la ingenuidad y la imaginación, cualquier noche de estas puede salir el sol.

Un saludo desde el teclado.

 

Volem saber si hi ha vida intel.ligent a l’interior nostre i la resposta, a hores d’ara és que no es pot assegurar res.

El CON.SOL (Congrés dels Solitaris) es proposa com una substància ideal pel síndrome d’abstinència de les consciències en edat de créixer i ànimes dolorides o amb les defenses emocionals baixes, així com per a intel.lectes massa punxeguts. Especialment recomanat per a balladors impenitents, tecnoadictes i interrogadors del futur. Una fletxa assenyala la direcció correcta. Jo l’he vista fosforejar contra la nit en mig d’un espetec de l’inconscient desfermat. I allà hi són representades totes les figures de la condició humana, confrontant la seva soledat individual amb el Gran Llibre del Destí de l’Espècie que, si no estàs preparat per a interpretar-lo, no hi veus més que pàgines en blanc.

Queremos saber si hay vida inteligente en nuestro interior y la respuesta, hoy por hoy, es que no se puede asegurar nada.

El CON.SOL (*) (Congreso de los Solitarios) se propone como una sustancia ideal contra el síndrome de abstinencia de las conciencias en edad de crecer y almas doloridas o con las defensas emocionales bajas, así como contra intelectuales demasiado puntillosos. Especialmente recomendado para bailarines impenitentes, tecnoadictos e interrogadores del futuro. Una flecha señala la dirección correcta. Yo la he visto fosforescer en plena noche en medio de un estallido del inconsciente liberado. Y allá se encuentran representadas todas las figuras de la condición humana, confrontando su soledad individual con el Gran Libro del Destino de la Especie, en el que, si no estás preparado para interpretarlo, tan sólo ves páginas en blanco.

(*) Juego de palabras basado en que, en catalán, 'consol' significa consuelo.

Jaume Sisa
(Fragmento del texto introductorio del disco)